Mientras llenaba un simple vaso
pensé en la fuerza que tenía
el agua en todos sus estados,
es la esencia y es la base de la vida.
En la autopista del Estrecho
bautiza el alma del cristiano
y coquetea con el cielo
devolviendo como lluvia lo robado.
Meca de los campesinos,
oro y tierra marginales
es la dulce de los ríos,
la salada de los mares,
la que envuelve y luego rompe
en el milagro de la vida,
es la lágrima que muere en la mejilla.
El rescoldo que guardan los montes
y abraza en tres cuartos la faz de la tierra
la única y última bala
que da a los humanos la supervivencia,
ese humano que aún así la desperdicia
que la derrite, la contamina
pero ella da lecciones
regalándonos la vida
y siendo la que apagaba
el fuego que un malnacío
prendió en Portugal,
en Galicia y Doñana.
Juan Manuel Moreno Gandul y Luis Manuel Rivero Ramos
‘La cumbre’ – 2018