Desde su tierna infancia
el sueño de Manolito
fue siempre servir al pueblo
junto al obrero, frente a los ricos.
Su padre, persona humilde,
le daba sabios consejos
“compórtate con decencia
y llegarás lejos,
y lucha por la justicia,
enfréntate a los corruptos
que solo están pa robar”.
Como un deseo, realiza su sueño
de ser elegido por su propio pueblo,
él se entregó a sus estudios
para poderlo lograr.
Después de muchos esfuerzos
ya tiene un sitio en el Parlamento,
ya tiene su secretaria,
su despacho y su buen sueldo,
drisfruta casa de lujo
y un Audio pa su desplazamiento
y ahora ya no es Manolito
es don Manuel, por supuesto.
Tan solo le queda tiempo
para los bancos y las empresas
que son los que le financian
la campaña electoral.
Y ahora estos son los que marcan su cometido
porque ya solo se acuerda de sus vecinos
cuando tienen que votar.
Gracias a la democracia el sueño ha cumplido
ya lo ha conseguido,
ahora ya es tan sinvergüenza
como todos los demás,
como todos los demás.
Francisco Martínez Mora
‘Y, sin embargo, te quiero’ – 2018