El 24 de mayo de 1951 vino al mundo en la calle Bendición de Dios del barrio del Mentidero Joaquín Quiñones Madera. Creció siendo todo un aficionado del carnaval pues su padre era compañero de trabajo Eduardo Delgado —gran autor de chirigotas y coros el carnaval— quien organizaba un ensayo general para sus compañeros de trabajo y él iba a casa del autor a la calle San Félix para escuchar agrupaciones como ‘Los aceituneros’, ‘Los tratantes de ganado’, ‘Los ya me entiende’, etc.
Aunque nunca se imaginó que compondría para el carnaval, la chispa que faltaba le llegó de la mano de Pedro Romero. El hermano de Joaquín tenía que ir a hacer una entrevista al autor que preparaba ‘Los blanco y negro’ y el día de la misma no pudo asistir, sustituyéndole el propio Joaquín. Al acabar la entrevista Pedro Romero alaba la sabiduría carnavalesca del entrevistador y le insta a escribir una comparsa. Este hecho hace que al año siguiente Joaquín Quiñones escriba por primera vez una comparsa.
Así fue como en 1971 Joaquín y Juan Antonio Quiñones Madera con música de José Moreno y dirección de Antonio Díaz, llevan hasta el Falla desde San Fernando la comparsa ‘Los cenacheros’ sin conseguir pasar a la final.
Tras esta experiencia descansa por unos años y vuelve a componer para una comparsa en 1976 esta vez poniendo la letra en solitario, siendo la música de Pedro Martínez y la dirección de José Castellón. La comparsa fue ‘Los vigías’ y tampoco logró pisar la final.
Vuelve a descansar unos años y es un compañero de trabajo, Aurelio del Real, quien lo rescata para el carnaval. Hasta entonces, Aurelio del Real había conseguido grandes logros en la comparsa con Pedro Romero y parecía que quería cambiar de aires y decidió que su joven compañero de trabajo sería perfecto para escribir la letra de su comparsa, que dirigiría Juan Oneto. Así fue como en 1980 sacan juntos ‘Los guanches’, llegando por primera vez a la final y obteniendo un tercer premio, dejando para la historia letras como este magnífico pasodoble a la mujer del comparsista.
No sé si te quiero tanto
tanto como tanto quiero
y, sin embargo, ni un año
nunca te he dedicado un requiebro.
Compañera de mi alma
no te he sabío valorar
siendo tú la cara oculta
de esta fiesta popular,
siendo cascabel sonoro
de mis alegrías,
mi ambición no me dejaba
ver que tú sufrías.
Cuántas noches
te he dejao plantá la mesa
que con mimo me ponías,
cuántas veces
te has tragao palabras fuertes
por llevar dos copas encima.
Ahora que estás escuchándome sola
comparte conmigo estas horas
que todo Cádiz es carnaval.
La fiesta
la hacemos los dos por igual
yo me parto el alma en la calle
y tú cantas a Cádiz en tu soledad.
Para el año siguiente no corren la misma suerte y ‘Gallos de pelea’, esta vez con la dirección del mítico José Pérez (Pepe el Caja) no consigue pasar a la fase final. Ya en este grupo salían voces históricas del carnaval como Caracol o Kike Mayones.
En 1982 es cuando Joaquín Quiñones tocó por fin lo más alto de la clasificación y se hizo con el primer premio de la modalidad, de nuevo con la música de Aurelio, quien también ejercía de director de un grupo que sumaba voces como Catalino o Juanelo. Joaquín Quiñones había entrado en la lista de los grandes nombres de la comparsa.
Contaba una abuela
en su nuevo piso
lo que echa de menos
su casa vecinos.
Si había un niño malo
podía hacer la plaza
que estaba la vecindad
para echarle una mirá.
Qué gusto daba guisar
en la cocina común
con su fogón de ladrillos
por extractor, dos cristales partíos.
Siempre cantando al lavar
sin una programación
a Purpejos sola en mi lebrillo.
Tenía en mi balcón
la caña de Manué
de rosa un macetón y enreaeras,
la alcoba soleá,
un llanto corredor
y un patio de postín que no te veas
donde al atardecer
con el punto croché
se solía criticar
pa conocernos bien.
En mi barrio yo fui
Carmen la de la trenza
y ahora soy, simplemente,
la del séptimo derecha.