Hace veinticinco años
que tenemos carnavales,
veinticinco que llamamos
a esta fiesta por su nombre
y libertad de expresión,
primera de las libertades
y hace que los carnavales
sea la fiesta de los hombres.
Y hace veinticinco años
que hablar claro hace más daño
que la orden de mandarnos a callar
y hace veinticinco años
que no voy al cumpleaños
de la palabra libertad,
y aunque te parezca extraño
hace veinticinco años
que no me gusta el carnaval.
Y el carnaval, decía,
era cantar lo que sentía
la gente del pueblo llano
con coraje y rebeldía
y con la sabia ironía
que tienen los gaditanos.
Y el carnaval parece
una fiesta muchas veces
casada con el Demonio
porque en este matrimonio
Libertad ya se ha jartao
de concurso y cabalgata.
Lástima que se hayan separao
y que no hayamos brindao
por nuestras bodas de plata.
* * *
Juan Carlos Aragón Becerra
Vota P.I.C.H.A, 2002