El árbol que está en el Mora
ha visto pasar el tiempo
y piensa que su momento
le ha de llegar como al hospital.
Él sabe que casi es hora
de hacer ya su testamento
y dejar a su tierra
to lo que un árbol le puede dar.
El día en que ya no pueda más con mi alma
cortar sin temor mis ramas
que a Cádiz le servirán.
Haced conmigo esas tablas
pa que el viñero venda caballas
Y pregone por La Palma:
¡niña cómprala, acabaíta de pescar!
Mis ramas que sean mejores
usadlas que esa es mi herencia
pa horquillas de cargaores
y la mejor pa maniguetas
que quiero estar con los hombres
con ese Cádiz de saetas.
Yo he nacido en Cái
yo soy caletero
y por tus cositas mi Caidel alma
yo es que me muero.
Saeta pa rezar y en carnaval ser pito de caña
o quizás baqueta pa que una caja resuene más
quiero ser barquilla
también la horquilla
pa un tirachinas
y si hace falta servir de viga
para un lavaero.
Tanto te quiero, te quiero
que tan solo pido que cuando muera
nadie me queme para que pueda
seguir en Cai, seguir en Cai, seguir viñero.
Antonio Rivas y Julio Pardo
‘El bohío’ – 1998