Aquellos duros antiguos
que tanto en Cádiz dieron que hablar
que se encontraba la gente
en la orillita del mar
fue la cosa más graciosa
que en mi vida he visto yo.
Allí fue medio Cádiz
con espiochas
y la pobre mi suegra
y eso que estaba ya media chocha;
Con las uñas a algunos
vi yo escarbar,
cuatro días seguidos
sin descansar.
Estaba la playa
igual que una feria
¡válgame San Cleto!
lo que es la miseria.
Algunos pescaron
más de ochenta duros
pero en cambio otros
no vieron ni uno.
Mi suegra, como ya dije,
estuvo allí una semana
escarbando por la tarde,
de noche y por la mañana,
perdió las uñas y el pelo
aunque bien poco tenía
y en vez de coger los duros
lo que cogió fue una pulmonía.
En el patio de las malvas
está escarbando desde aquel día.
Antonio Rodríguez Martínez
‘Los anticuarios’ – 1905