Quien no recuerda las frases hechas,
las que las madres nos regalaban,
que nos marcaban
la tierna infancia y la adolescencia
palabras sabias y puro arte que nos criaban.
“O me recoges toa la ropa
o se la doy a los vecinos”,
“cuento hasta tres
y me recoges este cuarto
y no me digas ni pío”,
eran mensajes con una lógica muy precisa
que sentenciaba que “pa comer
lo que hay es comida”.
“Calla o te callo
que de los nervios
me tienes mala”
y si le pedías dinero
te decía “tú te has creído
que soy yo el banco de España”.
Y herencia de abuelas a madres,
palabras sencillas y geniales
que esconden verdades
“tú hazme caso niño,
que yo soy tu madre”,
“cualquier día cojo un seguío”
y “deja que venga tu padre”.
Y es la real academia
de la lengua de las madres
“siempre no voy a durarte,
qué vais a hacer cuando falte”.
Y el que aún en vida la tenga
que sepa que es una suerte
poder disfrutar de ella
y esto lo escribe con pena
uno que ya no la tiene
y con sus frases recuerda.
Constantino Tovar Verdejo
‘Caminito del Falla’ – 2023