Erase una vez que se era, en la ciudad de Cádiz allá por el año octavo del vigésimo primer siglo de la nueva era, en el barrio de la Viña un hombre ordenaba su carpetita antes de proceder a la marcha hacia el juzgado. Allí le esperaba la que hasta hace poco tiempo había sido su señora: la Pepa.
Por el camino, mientras contaba adoquines y cañones en las esquinas, pensaba cómo se había degradado la vida tan organizada que creía tener:
“Hay que ver, con lo que yo he sío y mira ahora donde me veo. Tenía mis hijos, el mayor, que con treinta años tenía contás las costuras de los cojines del sofá; er der medio (y medio cerebro) era ese que con rebequita de rombos, orejas palante y voz de pito (o güiro) iba cada día al colegio con la ilusión de ver a su Mari Loli; y el chico, que nació con un desajuste hormonal, ya que a mi señora se le antojó un abrigo de piel cuando estaba embarazá y por eso tenía tol cuerpo lleno pelo.”
De pronto su pensamiento se vio interrumpido por un grito proveniente de una de las ventanas de su vivienda: “¡Ya he perdío el hilo!” Era el vecino del Bajo D, ese que se llevaba todo el día cosiendo y cosiendo y que en sus ratos libres iba a Sevilla a enseñar a coser a Vittorio y Lucchino. A nuestro protagonista le ponía de los nervios este vecino, y cada vez que oía su voz pensaba: “Contró, contró, contró…”
“Como lo coja lo mato. Estaba yo aquí ahogándome en mi pena y viene el tío y me interrumpe. Bueno, a lo que iba… que en vez de un niño teníamos un mono. Él no vino de París, vino de Gibraltar. Todavía recuerdo aquél día cuando tó se fue a tomar por culo. Ese día me levanté con la agradable llamada de mi suegro, que quería interpretarme con el manos libres su nueva pieza a violín: “Concierto en Do Mayor pa Do Mi mejó”. Tras haberlo escuchao con esa atención, que sólo sé poner con el teléfono quitao, oía esa melodía que llegaba hasta lo más hondo de mi páncreas. Después de aquella sorpresa matutina llevé a los niños al colegio (sí, al mayor también, es el portero, pero de la puerta chica, que la grande ya es mucho trabajo) y en el camino a la escuela, a la altura la plaza Pinto me encontré con mi hermano, que perdió el nombre cuando se hizo llamar “Titi”, que me dijo que pusiera parné, porque estaba haciendo un escote pa una juerga general. Pero yo muy diplomáticamente le dije: “¡Tes quí al carajo!” Y seguí mi camino con dos niños de la mano y otro en el carrito (el mayor, cosa mas floja). Tras dejar a los niños y hacer unas compras, volví a recoger a los niños y se los llevé al vecino que mejor los podía cuidar, ese que padece el síndrome de Diógenes y que tiene la casa con más mierda que el palo de un gallinero (paraíso pa los de Cai). Allí los niños se entretenían jugando con las ratas y haciendo carreras de cucarachas en tres mil metros pringue.
» Cogí a la parienta y le dije que comíamos en la calle. Ella se fue mu convencía pa la terraza. Le dije que se dejara de pamplinas, que se pusiera sus mejores galas que íbamos a tener una cena romántica, así que nos fuimos al mismo chino donde íbamos todos los viernes. Comimos puchero de gato, arroz frito en sudor de luchador de sumo, todo ello regado con los vinos de la cosecha del Lagarto. Como to los viernes me vino la china de los compas, y como to los viernes le compré el del Barrio que en verdad tenía grabao Camela. Al salir, como to los viernes tenía el estómago patas arriba y mi mujé me llevó al lugar más tranquilo de la tierra: una juerga en la Peña Flamenca Enrique el Alienígena. Allí escuchamos al famoso cantaor Camarón en Tortillita y al Canalejas de Plutón, que cantó unas alegrías la mar de tristes sobre la inmigración en su planeta desde que ya no es planeta. Entre las palmas, los quejíos, los “ole”, y mi mujé que no paraba de charlá, de tal manera que yo me sabía de memoria el diálogo de ese día de “Amar en tiempos revueltos”, tenía un doló de cabesa como el árbol Mora. En un momento dado (y no estábamos jugando al parchís) mi mujé se fue al cuarto de baño con una muchacha dejándome a mí con su marío, que se había bebío hasta Sanlúcar de Barrameda. Él me contó la típica anécdota de to los viernes de cuando echaron patrás la reja del muelle, y seguidamente se arrancaba por tanguillo con Los duros antiguos al revés. A mí eso me pone malo, y cuando levanto la mano pa endiñarle la mascá del siglo me dise: “Tampoco es pa ponerse ajín.” Como mi mujé tardaba tanto, y estaba ya hasta los cojones del borracho, fui a buscarla al cuarto baño y la sorprendí dando gritos siendo empujada contra la pared por un gachó de metro ochenta. Yo creí que la estaba atracando, hasta que le vi la pistola y me dí cuenta de que no la estaba atracando, sino que me estaba cargando peso sobre la cabeza. Mi mujé me vio y me dijo que no era lo que parecía, era peor porque to los viernes lo hacía. Ya en casa y con las bragas subías tomamos la decisión de divorciarnos y hacer repartición de bienes. Tó pa ella y pa mi ná.
» Llamé a mi mare pa comunicarle la noticia y ella se puso tan triste que soltó una gran carcajá, ya que no podía ver a mi mujé. Le pedí discreción, y a los cinco minutos todo Cagarrutas del Monte lo sabía. A la media hora el dirertó de la banda compuso una sinfonía llamada “Fantasía en Mi Mayor de cornúpeta en Cai capetá”. Empleé ese día en í ar Champion, que tenía atrasaos los mandaos del día antes, y qué cosa, hasta el Champion había cambiao ya, ¡ahora se llama Carrefú Espré!, que tiene nombre de café. Es más moerno pero las cajeras son iguá de feas. Después de comprar los mandaos me compré la carpetita, me vestí apropiadamente y voy pal juzgao. Vi de vení a mi cuñao el tonto, le dije adió, pero no me saludó porque se iba a despeiná. Será carajote.”
Al llegar al juzgado, en la puerta se encontraba la señora Pepa con su atracador particular, a la espera de la llegada de nuestro protagonista. Cuando llegó, pidió a su mujer que le presentara al futuro padre de sus hijos. Ella le dijo que tenía una jartá dinero, varios coches y una casa en Bahía Blanca, y nuestro protagonista respondió: “Vete con él si quiere, pero yo me voy con ustede.”
Los administradores no podéis participar, ¿eh?
A ver, ¿de qué autor estamos hablando? ¿qué agrupaciones habéis reconocido?
Al que lo acierte todo… le damos la enhorabuena.
El jurado se acoge al artículo 19 para defender la puntuación en coros
El jurado explicó que en el citado artículo se matiza que en la primera semifinal “participará un máximo del 40 por ciento de las agrupaciones carnavalescas que hayan concursado en la fase clasificatoria”, no especificándose que ese porcentaje sea aplicado a cada modalidad en concreto y sí al cómputo general de las cuatro modalidades. El jurado recuerda que las puntuaciones de cada modalidad no son comparables entre unas y otras, destacando además que precisamente los coros fueron, comparando número de inscritos con clasificados a semifinal, los más beneficiados, ya que de 14 en liza pasaron nueve.
El concejal de Fiestas, Vicente Sánchez, se mostraba anoche “satisfecho” con la explicación ofrecida por Pérez y Carrillo. Por su parte, Juan Lucena, presidente de Ascoga, manifestó que trasladará a la asamblea del colectivo que preside los argumentos expuestos por el jurado.
Aquí os dejo con, para mí, uno de los mejores cuplés de 2008:
Está dando Zapatero 2500 euros por niiiiiiño
no veas que millonada habrá cogío el coro los niiiiiiiños.
Sólo le dan el dinero
al que haya najío despué de Julio
y el que nazca un día antes
po que ze joa y le de por “culio”.
Para er día der decreto
iba ze padre mi primo Arturo
pero el niño ya azomaba
y zi zalía no veía un duro.
Como zerá de borrico
que pa que el crío no ze zaliera
le metió a la mujé un pechuche
para que el niño he entretuviera.
ESTRIBILLO:
A las siete de la mañana
cuando se levanta pa trabajá
el hombre lobo dice
lo mismo que dices tú
ya son las siete…… ajuuuuuuu
José Guerrero y José Manuel Sánchez
“Los Monstruos de Pueblo” 2008
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Aquí os dejo un pasodoble de “El ultimo escuadron”, con música de “Nene” Cheza Martínez y Miguel Ángel García y letra de “Nene” Cheza Martínez, esta comparsa fue semifinalista y nos trajo pasodobles como este.
Tener un hijo es como renacer,
desde tus propias cenizas,
tener un hijo es sentirlo crecer,
escuchándole sus risas,
no hay patria, religión, ni crucifijos,
no hay mayor misterio ni acertijos,
no hay nada que valga más que el beso,
que antes de dormirte pide un hijo,
verlo nacer, es comenzar otra vez,
y ver la llama encendía,
de una mujer derramada,
abriendo el cuerpo a la vida,
un hijo es sangre pa tu sangre,
y es quien despliega tus velas,
y es una segunda vida,
pa su madre y pa su abuela.
Por eso ay,
yo jamás pudiera
yo cortar las manos con esta canción,
al despreciable que haga daño a algún chiquillo,
y a aquel miserable cabrón que maltrate a su hijo,
un hijo es lo sagrado y es tu paño, es tu flor,
y el pecado de Dios,
fue que hasta su propio hijo,
morir en la cruz clavaito dejó.
Este colectivo denunció hace una semana el presunto agravio comparativo que se produjo en el pase de la fase clasificatoria a la primera semifinal. En esta criba, el coro que se quedó a las puertas, el puertorrealeño ‘Al enemigo ni agua’, superó en puntos a un buen número de chirigotas y comparsas que sí se clasificaron para la primera semifinal, habiendo obtenido tanto estas agrupaciones como el citado la puntuación mínima exigida para pasar.
La Asociación de Coristas aseguró hace unos días que no descarta emprender acciones legales contra los miembros del jurado al considerar que existen “irregularidades muy graves” en el fallo que decidió el pase de los grupos de una fase a otra del certamen.
Otro de los puntos calientes en las reivindicaciones de Ascoga se basan en el comunicado que el presidente del jurado emitió después de la segunda criba, entre la primera y la segunda semifinal, y en respuesta a las críticas realizadas por autores de algunos de los grupos que no consiguieron clasificarse.
Ascoga también ha pedido al presidente una rectificación “por los insultos vertidos hacia los que declaramos de una forma educada y sin insultos no estar de acuerdo con los fallos emitidos por el jurado. Por ello, Pérez Moreno, que se ha declarado sorprendido por la situación, comparecerá esta semana junto al secretario del jurado, Enrique Carrillo de Albornoz, donde defenderán “la normalidad y la transparencia en las puntuaciones”.
Por otra parte, el concejal de Fiestas, Vicente Sánchez, anunció que en esta próxima semana el Ayuntamiento procederá a ingresas en las cuentas corrientes de cada agrupación el dinero de los premios del Concurso, de la fianza entregada en el momento de la inscripción, de la publicidad de la preselección y de las actuaciones en el circuito de tablaos.
La gran mayoría de autores de las agrupaciones punteras del concurso consideran un auténtico acierto la inclusión de la ronda eliminatoria de cuartos de final, evitando así la tradicional semifinal a doble vuelta a la que algunos grupos llegaban ya exhaustos de repertorio, y la reducción de la final a tres grupos por modalidad. Con el nuevo diseño se reducen las oportunidades de estar en la gran final, pero la fiesta se asegura tres días de semifinales de auténtico lujo y un nivel altísimo de coplas en unas agrupaciones que en cada pase se ven obligadas a jugarse el todo por el todo.
David Márquez Mateos, autor de La comparsa de momo, primer premio este año en su modalidad, es uno de los que defiende el cambio realizado y augura un gran futuro “cuando se consolide el formato, con las tres semifinales con los mejores grupos se van a ver tres pases buenísimos” y además se evita un segundo pase de semifinales “que era una tortura para algunos grupos”. También califica de “estupendo” el nuevo sistema Octavio Linares, de la comparsa Los mendas lerendas, aunque considera que “no tiene mucho sentido meter sólo a tres agrupaciones en la final porque hay mucha calidad y es una pena que algunas se queden fuera”.
Los cuartetos finalistas apoyan del mismo modo la inclusión de una ronda eliminatoria más y la final a tres y el autor de la agrupación ganadora del primer premio en la modalidad, Manuel Jesús Morera, afirma que el formato puede ser muy bueno “siempre que el jurado sea valiente”. Por su parte, Miguel Ángel Moreno Gómez, letrista de Pal desembarco nosmardía, señala que el cambio “ha sido un acierto, la segunda semifinal fue muy buena y la final fue de las mejores”. “Se ganó en calidad y frescura”, concluye.
Dos pesos pesados del concurso como los coristas Juan Lucena del Coro la catedral y Fali Pastrana de La orquesta Cádiz también destacan lo “positiva” que puede llegar a ser la permuta en el calendario y la mayor parte de los chirigoteros también respaldan la iniciativa a excepción de Antonio Pedro Serrano ‘el Canijo’, que reconoce pertenecer a una opinión “minoritaria por lo que se está oyendo” pero mantiene que “hay agrupaciones que merecían un pase más”. Si su chirigota Clínica dental Nuestra Señora de las Angustias y los Dolores de Boca fue uno de los ‘cajonazos’ del presente concurso, no lo fue menos la comparsa de Antonio Martín Los héroes del 3×4, que en cambio opina que “la nueva fórmula parece buena, hace que la calidad vaya creciendo” pero para que este formato triunfe es necesario que el jurado “cumpla con el perfil” y tenga “unos conocimientos de la fiesta, las coplas y las músicas”.
Los protagonistas del concurso dan su aprobado por tanto a la implantación de un nuevo sistema que aún tiene margen de mejora y que puede marcar el camino por el que derivará la fiesta en los próximos años.
Pasodoble de la comparsa semifinalista “Los perfumistas”, con letra y música de Tino Tovar.
El concurso huele amargo, huele dulce y huele a copla,
el concurso es tan extraño y es que el concurso es otra cosa,
huele a radio por la noche y a diario por el día,
huele a entrada y a reventa repartiendo en la taquilla,
y huele a revancha,
y huele a febrero,
aunque algunas veces se cante en enero,
huele a teatro, ay huele a teatro
huele a barra y a cobardes a envidiosos y a borrachos,
el concurso huele a abrazos, palmaditas en la espalda,
el concurso huele a gente que te apartan la mirada,
huele a risas y a fracaso, huele a miedo y a alegrías,
huele al fallo del jurado a las claritas del día,
huele a coros y a cuartetos, a chirigotas y comparsas
huele a Pedro y Catalanes, huele a Martín,
huele a Martín y Paco alba,
y aunque haya fragancias canallas, su mezcla explosiva de aromas,
consigue un perfume que embriaga,
perfume que me engancha como droga,
y cuando se abre cortinas me sigue oliendo a gloria.