Érase el cuento del buen Ceniciento, un amante,
cuyo amor por su amada soñó como su sueño más importante
era su amada la dama de plata que lo sueños quita
perfumá con aromas del mar, bautizá con sus aguas benditas.
Y al arrullo de su sueño quiso el Ceniciento dedicar su vida
a vagar por las esquinas sólo por estar cerquita de su amor.
Una princesa por mil voces más pretendida
con coplas entrometidas y el Ceniciento suspira
pues no tiene más riqueza que otra copla pa comprar su corazón.
Y con la magia febril de una lunita albina
le llegó al Ceniciento su mágica hora del hada madrina
llevas la suerte del hijo que otorga la luna en febrero
y tus coplas de amor tienen sitio entre amores de tantos copleros.
El Ceniciento canta a Cádiz su canción
y recuerda con las doce campanadas
que los sueños… que los sueños sueños son.

Y como por hechizo de un encantamiento
en coplas convirtiéronse mis pensamientos
coplillas pa una Cenicienta escritas por su Ceniciento.
Mi castigada ropa de vagar los días
la transformaba el hada en esta tropelía
Mitad cartón, mitad febrero y un toque de bufonería.
Y de nuevo ante tí llegué rindiéndote pleitesía
que me dejen aquí, renuncio al resto de mis días.
Que si esta noche por el canto se hace eterna
no esperes tú que yo me duerma
que tengo tanto que quererte
que en coplas se me va la vida…
que en coplas se me va la vida.

Tararai tararai tararairara
De tus plaza de las flores
traigo pétalos de amor,
de tus plaza de las flores
traigo pétalos de amor
si me quieres, no me quieres
no me engañes que me hieres
que me hieres y marchitan
flores en mi corazón.
Tararai tararai tararairara
De noche por tu Alameda
busco un eco de tu luz
de noche por tu Alameda
busco un eco de tu luz
mi espejito, mi lunita
muéstrame a la más bonita
muéstrame a la más bonita
y allí te reflejas tú.
Tararai tararai tararairara
¿Qué quieres que salga
del pensamiento de este pobre adulador?
que no entiende de oficios que valgan
que convirtiéndolas tus penitas
en la coplilla de un trovador.
Ay, por eso si suena triste
alguna copla que escribí
por eso si suena triste
alguna copla que escribí
No me culpes vida mía
culpa a la melancolía
de las noches en que las lagrimitas tuyas me bebí.

Recuerde princesa que te gasten bromas
y pinten sonrisas pa hacerte un slogan.
Con el sala cabula de meisi comula
yo maldigo a los que se comen las perdices pero te hacen infeliz
Con el sala cabula de meisi comula
y con el cuento de tantos politiquillos como habitan por ahí
con sus puentes de cartulina
que añaden su foto en la esquina
que tienen muy claro el futuro
con proyectos desfasados
mientras tanto tu presente
Cenicienta sigue oscuro
Bóbidi bú, bóbidi bú, bóbidi bú, bóbidi bú
Te harán un vestido de noche
pa tu baile del dos mil doce
y cuando de nuevo se duerman
los laureles de la Pepa
a esperar otros cien años
pa comprarte ropas nuevas…
a esperar otros cien años
pa comprarte ropas nuevas…
Cenicienta, Cenicienta, Cenicienta.

Dicen las malas lenguas
que el tiempo se me acaba
pa una verdad que dicen
no tienen el valor de decírmela a la cara.
Queda lo que tu quieras
que tenga que quedarme
que el hechizo de febrero
me hace rico sin dinero
cuando te tengo delante.
Mi reloj está el pobre un poco loco
aunque pa majara yo
dice que me queda poco
y que ya voy pa mayor
que regrese del siroco
y me prepare pal adiós.
Y no sé si mandarlo a hacer puñetas
o dejarlo en el arcén
pero es que es mi compañero
y sin él no se que hacer
si me marca to los tiempos
del hechizo de febrero.
Me dirá que las doce campanadas
comenzaron a sonar
que no hay tiempo que me sobre
que esto debe terminar
y me niego sin dejarte
unos besitos de crital.
No me des más de lo que me merezco
si hace falta quítame
pero no me quites nunca
las ganitas de volver
y volver a repetirte
princesita de mis sueños
que siempre te querré, que siempre te querré.

José Antonio Valdivia Bosh  y Juan Manuel Romero Bey
“Bíbibi, bóbidi, bú… Los Cenicientos”