Que la culpa la tuvo mi padre
de lo mucho que a ti te quiera.
Que la culpa la tuvo sin duda
que por Cádiz yo siempre muera.
Es por eso que te pido
que no creas que te miento
cuando le canto a tus encantos
Cádiz del alma no estoy fingiendo.
Si me siento enamorado de tu Alameda
la culpa fue de mi padre que por las noches pescaba en ella.
Si me encanta pasear muy cerca de las murallas
la culpa fue de mi padre que allí a mi madre la enamorara.
Si me gustan las mujeres de tu tierra tan galana
la culpa fue de mi padre que se prendó de una gaditana
porque tienen unos ojos que parecen dos luceros
como mi padre a mí me contó.
Y si a tu caleta voy pa mariscar
de niño mi padre me supo enseñar.
Y si también me gusta cantar por los carnavales
mi padre fue el que me enseñó todos sus compases,
el que me llevaba a los coros en la plaza a escuchar tantas horas
y el que me llevaba corriendo detrás de las chirigotas.
Mi padre fue el que desde niño me enseñaría
y mira lo fácil que fue para mí de querer a la tierra mía
Que mi padre tuvo la culpa de tó,
que Dios te bendiga por ser mi padre, pa tó la vía.
José Marchena y Fernando Migueles
“La máquina” 1998