Cumple cuatrocientos años
aquel don Quijote
que yendo al galope
nos sigue enseñando
que lo suyo no es locura
si en su mundo literario
se derrocha la cultura.
Esa que se está quedando a un lado
sola mientras la telebasura
busca mercado.
Famosos que llenan tertulias,
la prensa que paga montajes,
complejo de libertinaje,
frente a la censura.
Y aunque no sea culpa de nadie,
todos tenemos culpa.
Niños que con tantos videojuegos
encadenan el ingenio
que despierta la lectura,
niños que serán los herederos
de un enorme vertedero
de violencia y de locura.
Tan sólo pido que el tiempo
deje seguir la aventura
contra molinos de viento
de aquel caballero de triste figura.
Que la esperanza de un pueblo
se va construyendo desde la cultura.
Luis Manuel Rivero Ramos
‘Los hijos de la tierra’ – 2005