La Junta del COAC del Patronato del Concurso y Fiestas del Carnaval de Cádiz ha aprobado en la tarde de hoy el calendario de inscripción y sorteo del orden de actuación de las agrupaciones que participarán en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval (COAC) 2018.
En el año 1993 Joaquín Quiñones se inspiró en la comedia italiana para recatar uno de sus personajes típicos: el Polichinela. En ese año y junto con la música de Pepe Martínez y la dirección de Fali Mosquera, la comparsa ‘Pulchinela’ no estuvo en la gran final, aunque todavía hoy se recuerda su célebre pasodoble al burro.
Al año siguiente vuelve a la final y se lleva un cuarto premio recordando a los ninots de las fallas valencianas en un nombre muy carnavalesco ‘Noches de Falla’, jugando con la ambigüedad de la palabra “falla”, o las fiestas de Valencia o el teatro gaditano. En esta comparsa destacó sobremanera la presentación que, a día de hoy, a veces el grupo que dirige Fali Mosquera sigue cantando en sus actuaciones.
En 1995 volvió a tocar lo más alto de la clasificación mirando hacia América y no a su carnaval, sino a la música y la cultura típica de la costa septentrional del Río de la Plata. ‘Los Charrúas’ llevó consigo un cambio en la comparsa, ya que incorporaban instrumentos propios de la cultura del país que eran tocados por los componentes, especialmente en presentación y estribillo. A partir de aquí, en otras agrupaciones, la comparsa de Quiñones no solo se dedicó a cantar a las mil maravillas, sino que también interpretaron bastantes instrumentos diversos.
Aunque podríamos destacar muchas partes del repertorio, nos vamos a quedar con la pieza que más se ha quedado y que a Quiñones le ha dado la fama de autor “triste”, estamos hablando del pasodoble del bombero, letra que en principio no era de las más fuertes a juicio de la comparsa pero que acabó siendo un pelotazo. La muerte de un bombero en la capital gaditana saltó al pasodoble y de ahí a la historia del carnaval cantado.
Lucía un sol primaveral
y la mañana se vistió de luto.
La multitud se agolpaba
queriendo ver una función
como si de un circo se tratara,
mangueras enrolladas,
luces, sirenas, válgame dios.
Y en un balcón
colgá una escala, como trapecio
provocándole a los vientos
el salto mortal
Sin preveer que pa montar una pantomima
si en el juego va la vida
por lo menos ponerle red.
Y en el vacío se hizo el silencio
Ay, que no puedo, puedo, no puedo más
y a dos peldaños de unos aplausos
todo quedo en un llanto en menos de na.
Su cuerpo tendío en la acera,
los compañeros, rotos de dolor,
no daban fe ¡Dios mío que mala suerte!
el simulacro había salío tan bien,
tan bien hasta en la muerte.
Quién sabe si al imprudente
al que se le ocurrió
jugar con fuego donde nada ardió
desde entonces no duerme.
Si allí ya estuviste tantas veces
en las mismas puertas del infierno
que Dios no te quiso agarrar
cuando te vio trepar cansao al sueño eterno
subiendo, subiendo la escalera del cielo.
En 1996 Quiñones volvió a sufrir otro gran cajonazo, ya que su comparsa ‘Legado andalusí’ se quedó fuera de una gran final donde estaban en prácticamente todas las quinielas. Quizá fue este cajonazo el que hizo que el autor cogiera fuerzas para conseguir tres finales consecutivas.
En el año 1997 Joaquín Quiñones hace doblete y saca un coro y una comparsa. El coro se llamó ‘Los cromos’ y la autoría era de José Antonio Flores y el propio Joaquín. No parece que tuviera mucho éxito, ya que no pasó de la fase preliminar.
En comparsas sí corrió más suerte y ‘Dando leña’ sí que estuvo en la final. De nuevo un cuarto premio para esta comparsa que, una vez más, volvió a demostrar una capacidad musical fuera de lo normal incorporando instrumentos como el banjo o marcar el compás con las hachas.
Al año siguiente volvió a sacar coro y comparsa. El coro fue ‘Los chicharreros’ y tenía la autoría en letrade Joaquín Quiñones y Juan Manuel Braza (El Sheriff) y en música de José Antonio Flores y Francisco J. Álvarez. Este coro volvió a quedarse en preliminar y Quiñones jamás volvió a escribir para esta modalidad.
En comparsas vuelve a quedar en cuarta posición con un tipo más gaditano ‘El baratillo’. En esta comparsa destacó un pasodoble dedicado a un niño síndrome de down. Esta letra se sigue cantando hoy día por varios grupos de antología y sigue siendo una de las letras más bellas que compuso Quiñones.
Llegó por equivocación
quería morirme
a mi edad embarazada.
Tiene el síndrome de down
lo siento señora, lo siento en el alma.
Se me vino el mundo encima
y ahora es la alegría,
la alegría de mi casa.
Lo he visto crecer
entre sus sabanitas blancas,
lo he visto gatear tantas mañanas,
lo he dejao soñar
amamantándose en mis pechos
y que revoleara su sonajero.
Me encanta poderlo esperar
en la puerta de su colegio
y en su mundo de garabatos
me enseñe el cuaderno.
Y llevármelo a jugar
a los toboganes del parque
y de chocolate se manche los deos.
Sentarlo conmigo en la falda
y acariciarle su pelo,
mirarlo embobá a la cara
y acurrucarlo durmiendo.
Te juro corazón
piel de canela y terciopelo
con tus ojitos rajaos
¡que te quiero! ¡que te quiero!
hijo de un dios menor
dicen la gente pa el no eres diferente
porque sólo hay un cielo.
Yo la única pena que tengo
es que el día que por desgracia
te faltara a tí tu madre
que te veas en este mundo
olvidao, y no te quiera nadie.
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En el año 1986 tampoco consiguieron un premio con la comparsa ‘Orfebre’. Esta agrupación, al igual que ocurrió con ‘Hombres azules’, fue muy aclamada por el público pero, al parecer, al jurado de la época no le pareció igual de buena.
Ese mismo año Joaquín Quiñones compone para una modalidad en la que muchos no lo ubicarían jamás, ya que saca el cuarteto ‘Autorretrete’ sin conseguir tampoco ningún premio. El cuarteto estba compuesto por Bernardo Cala, Santiago Figueroa y Mauricio Reyes. Es la única incursión de Quiñones en esta modalidad.
En 1987 vuelve a gustar con su comparsa pero tampoco consigue un premio con ‘Clásicos de la música’. La dirección del grupo en esta ocasión fue de Pepe Martínez que relevó a Manolo Moreno en el cargo.
Al año siguiente, al igual que hicieron otros autores como Antonio Martín o Pedro Romero, Joaquín Quiñones se toma un descanso y no presenta comparsa. Vuelve en 1989 y lo hace para pisar de nuevo la final, obteniendo un cuarto premio con ‘La fábrica de tabaco’. Esta comparsa es muy querida por el autor, ya que su vida laboral discurrió en la tabacalera de Cádiz. Ese año, y por último año, fue Manolo Moreno el director de la agrupación al que dedicaron este pasodoble.
Correteaba
por el barrio de chiquillo
detrás de las chirigotas
al son de bombo y platillo.
Sin darse cuenta
cuando no tenía ni barba
ya era el punta de elegancia
en la comparsa Paco Alba.
Con ese duende
y el embrujo gaditano
va vendiendo con las manos
lo que dice en su cantar.
Fue mano derecha del Brujo
en tantísimos triunfos
y todavía se le humedecen
sus mejillas al recordar.
Es de aquel grupo inigualable
el que aún sale a la calle
porque por la juventud quiere apostar.
Ay, si mi pluma temblorosa
no se cruza en su camino
yo sería posiblemente
un autor desconocido
que soñaba, como tantos
en unas manos consagrá.
Ay, aunque sé que no te gustan
los honores, es lo de menos
va por ti, Manolo bueno
por el Moreno
por el Moreno, el de Cai, casi na.
Estrena la década de los 90 con un nuevo director, el veterano José Sibón Pedemonte (El Purri). Por segundo año consecutivo son cuarto premio y, si en el año anterior miraban a Cádiz, esta comparsa tenía sones estadounidenses. Se llamaba ‘Mississippi Club’. Cada año quedaba más que demostrado que la dulzura de las músicas de Pepe Martínez y las letras de Joaquín Quiñones cazaban a la perfección.
En 1991 consigue un tercer premio con ‘Anónimo gaditano’, una comparsa en la que volvió a mirar a Cádiz y a su carnaval y que supone el segundo y el último año como director del Purri. En esta comparsa destacó un pasodoble que se ha quedado, el que Joaquín Quiñones le dedicó a su madre a través de su hija.
En 1992 Joaquín y Pepe se unen a un director muy experimentado que venía de pasar por varios autores en los últimos años. Parte del grupo de ‘Anómino gaditano’ y parte de ‘La señora’ se unieron y dieron lugar a un matrimonio carnavalesco entre Fali Mosquera y Joaquín Quiñones que duró hasta la retirada del autor en el año 2013.
Ese matrimonio no pudo empezar de mejor manera, ya que la comparsa que sacaron en 1992, ‘Suspiros de Cai’, consiguió un primer premio y devolvió a Joaquín Quiñones la gloria carnavalesca diez años después de su primera victoria. En esta comparsa destaca el pasodoble que le dedicara a la sirena, una letra que ha quedado y que, recientemente, ha sido inmortalizada en un azulejo en la calle de la Palma.
Sabía un camino,
camino entre piedras
que un día me enseñara
una bella sirena.
Y a la luz de la luna,
como en un romance,
me citaba con ella
por testigo el levante,
por testigo el levante,
su vestío de plata
se recostaba sobre el aguaje
y su larga melena,
envolviendo el paisaje…
Yo me perdí tantas noches,
sirena mía, por ir a buscarte.
Quisiera ser marinero
para subirte a mi barca
y, bajo un palio de estrellas, remar
sobre los bucles del agua.
Quisiera ser marinero
para poder presumirte de atardeceres
tostaos de soles, tostaos de soles
y el postín de mi quilla
dejando blancos tirabuzones
mientras tú coqueteas,
al rumor de canciones,
y se muere de envidia
tu celestial corte de tritones.
Vente, vente a mi regazo y cuenta
si allá en las profundidades
la libertad no se necesita
porque eres libre en aguas benditas.
Cuenta si verdad están viviendo
allí, como reinas, las mojarritas.
Déjame perderme como en el idilio
de un adolescente
contigo por esos mares
qué sabe la gente de sueños, de amores
y que nos lleve la corriente.
En 1983 llegaría una de sus comparsas más recordadas, así como una de las pugnas carnavalescas más importantes de la historia de la comparsa. Ese año Antonio Martín saca una comparsa de corte clásico llamada ‘Agua clara’ y Joaquín Quiñones y Aurelio del Real le dan un aire vanguardista a la suya sacando ‘Robots’. Esta idea surge cuando Joaquín leía un artículo en el periódico en el que hablaba de que en el futuro las máquinas sustituirían a los hombres. Este texto provocó en el autor de carnaval tal conmoción que decidió sacar esta comparsa. ‘Robots’ era una de las grandes favoritas pero, a la hora de dar los premios, fue el clasicismo de la comparsa de Martín quien se llevó el gato al agua en forma de primer premio, quedando la comparsa de Joaquín Quiñones y Aurelio del Real como segunda clasificada.
Hay un balcón en el Mentidero
no es uno más de aquel bello rincón,
este derrocha amor
sus encajes de hierro.
Tras su limpio crital
entre tiras bordás
vive Gitanilla del Carmelo.
Cuánta historia encierra
cada pliegue de su piel.
Con casi un siglo
de poesía en su caminar,
quién le ha dicho más a Cai
y su verde mar,
quién se muere más por su Alameda.
Tú, que bordaste tantos versos
puntá a puntá,
eres hábito constante
del verbo amar
y estandarte de la Virgen marinera.
Aunque sé que jamás
te han gustao los honores,
deja que sea a tus pies
ramo de flores.
Esta comparsa, además de un repertorio exquisito, tenía una puesta en escena muy cuidada, desde el panel en donde se iluminaba el nombre de la pieza que iban a interpretar hasta los movimientos de los componentes llevaban al espectador hasta un futuro donde los autómatas —nombre que barajó Quiñones para su comparsa— tomaban el mando. Para lograr los movimientos tan controlados el grupo, una vez que terminaba su ensayo tradicional, dedicaba un tiempo más a ensayar los movimientos, de tal manera que todos se movieran de la misma forma en el mismo momento, algo que solo se rompía en el estribillo, cuando bailaban un tanguillo de Cádiz.
Al año siguiente la comparsa vuelve a tener un tipo espectacular pero no consigue enganchar al jurado, quien les deja fuera de la final con ‘Barrilete’. Esta fue la última comparsa de Aurelio del Real y Joaquín Quiñones, cerrando una etapa donde el letrista se había consolidado como autor de comparsas.
Para 1985 el grupo que dirigía Pepe el Caja se va con la comparsa de Antonio Martín y es Manuel Moreno —quien había formado parte de la comparsa del autor viñero el año anterior—. El músico también cambió para la ocasión y es Pepe Martínez quien se encarga de componer el repertorio. A partir de ahí se inicia una etapa donde Joaquín y Pepe componen comparsas juntos hasta el año 2002. Ese primer año gustaron mucho, sin embargo, la comparsa no consiguió pasar a la final quedándose en semifinales. Fueron ‘Hombres azules’.
Desde los confines del Oriente,
entre dunas y soleá,
no sé cuántas lunas han pasao
pa llegar a tu Carnaval.
Lejos del desierto ya presiento
en esta esquina occidental
que algo hay en los pliegues de tu gente
de esta raza singular.
Oh, Cai, mi peregrinaje acaba aquí.
Ya me he encrucijao de sol,
sediento llego
y este ansiado oasis ya me sació.
Cuántas madrugadas alucinaba
junto al fuego acogedor,
fuentes de una Alhambra
y minaretes
con mosaicos de color,
y aunque na de eso me he encontrao
aquí voy a claudicar.
Si como esta Meca de ladrillos coloraos,
no hay na.
El 24 de mayo de 1951 vino al mundo en la calle Bendición de Dios del barrio del Mentidero Joaquín Quiñones Madera. Creció siendo todo un aficionado del carnaval pues su padre era compañero de trabajo Eduardo Delgado —gran autor de chirigotas y coros el carnaval— quien organizaba un ensayo general para sus compañeros de trabajo y él iba a casa del autor a la calle San Félix para escuchar agrupaciones como ‘Los aceituneros’, ‘Los tratantes de ganado’, ‘Los ya me entiende’, etc.
Aunque nunca se imaginó que compondría para el carnaval, la chispa que faltaba le llegó de la mano de Pedro Romero. El hermano de Joaquín tenía que ir a hacer una entrevista al autor que preparaba ‘Los blanco y negro’ y el día de la misma no pudo asistir, sustituyéndole el propio Joaquín. Al acabar la entrevista Pedro Romero alaba la sabiduría carnavalesca del entrevistador y le insta a escribir una comparsa. Este hecho hace que al año siguiente Joaquín Quiñones escriba por primera vez una comparsa.
Así fue como en 1971 Joaquín y Juan Antonio Quiñones Madera con música de José Moreno y dirección de Antonio Díaz, llevan hasta el Falla desde San Fernando la comparsa ‘Los cenacheros’ sin conseguir pasar a la final.
Tras esta experiencia descansa por unos años y vuelve a componer para una comparsa en 1976 esta vez poniendo la letra en solitario, siendo la música de Pedro Martínez y la dirección de José Castellón. La comparsa fue ‘Los vigías’ y tampoco logró pisar la final.
Vuelve a descansar unos años y es un compañero de trabajo, Aurelio del Real, quien lo rescata para el carnaval. Hasta entonces, Aurelio del Real había conseguido grandes logros en la comparsa con Pedro Romero y parecía que quería cambiar de aires y decidió que su joven compañero de trabajo sería perfecto para escribir la letra de su comparsa, que dirigiría Juan Oneto. Así fue como en 1980 sacan juntos ‘Los guanches’, llegando por primera vez a la final y obteniendo un tercer premio, dejando para la historia letras como este magnífico pasodoble a la mujer del comparsista.
No sé si te quiero tanto
tanto como tanto quiero
y, sin embargo, ni un año
nunca te he dedicado un requiebro.
Compañera de mi alma
no te he sabío valorar
siendo tú la cara oculta
de esta fiesta popular,
siendo cascabel sonoro
de mis alegrías,
mi ambición no me dejaba
ver que tú sufrías.
Cuántas noches
te he dejao plantá la mesa
que con mimo me ponías,
cuántas veces
te has tragao palabras fuertes
por llevar dos copas encima.
Ahora que estás escuchándome sola
comparte conmigo estas horas
que todo Cádiz es carnaval.
La fiesta
la hacemos los dos por igual
yo me parto el alma en la calle
y tú cantas a Cádiz en tu soledad.
Para el año siguiente no corren la misma suerte y ‘Gallos de pelea’, esta vez con la dirección del mítico José Pérez (Pepe el Caja) no consigue pasar a la fase final. Ya en este grupo salían voces históricas del carnaval como Caracol o Kike Mayones.
En 1982 es cuando Joaquín Quiñones tocó por fin lo más alto de la clasificación y se hizo con el primer premio de la modalidad, de nuevo con la música de Aurelio, quien también ejercía de director de un grupo que sumaba voces como Catalino o Juanelo. Joaquín Quiñones había entrado en la lista de los grandes nombres de la comparsa.
Contaba una abuela
en su nuevo piso
lo que echa de menos
su casa vecinos.
Si había un niño malo
podía hacer la plaza
que estaba la vecindad
para echarle una mirá.
Qué gusto daba guisar
en la cocina común
con su fogón de ladrillos
por extractor, dos cristales partíos.
Siempre cantando al lavar
sin una programación
a Purpejos sola en mi lebrillo.
Tenía en mi balcón
la caña de Manué
de rosa un macetón y enreaeras,
la alcoba soleá,
un llanto corredor
y un patio de postín que no te veas
donde al atardecer
con el punto croché
se solía criticar
pa conocernos bien.
En mi barrio yo fui
Carmen la de la trenza
y ahora soy, simplemente,
la del séptimo derecha.
(Vídeo subido por Carnavalsur)
En esta cuarta edición arrancamos nuestra cadena con el primer premio de cuartetos de 2017 ‘Lo que el viento se llevó’, de Miguel Ángel Moreno y José Manuel Cossi. Para el que todavía no sepa qué son las coplas encadenadas, le explicamos que se trata de diez de coplas que se encadenan por autor, componente, etc.
Las coplas que componen esta tirada son las siguientes:
01. Cuplés de preliminar de ‘Lo que el viento se llevó‘
02. Cuplés de semifinales de ‘Si no valgo, po me lo dices‘
03. Pasodoble “La tierra de Machado” de ‘Lo siento Patxi, pero no todo el mundo puede ser de Euskadi‘
04. Pasodoble “Aquí estamos otro año” de ‘Los del puntazo en el coco‘
05. Presentación de ‘Los rumberos‘
06. Cuplés de ‘La banda del Tío Perete‘
07. Pasodoble “Dándoles las buenas noches” de ‘Lo que quedó de la banda del Tío Perete‘
08. Pasodoble “Temprano por la mañana” de ‘La cuadrilla‘
09. Pasodoble “Cuando escucho” de ‘Los carroñeros‘
10. Tango “Lo que aprendimos primero” de ‘La academia‘
Bueno señores, después de un verano en el que hemos estado repasando desde músicas originales hasta cuartetos, primeros premios y coros, volvemos con ‘La semana de…’. Para la ocasión hemos decidido dedicársela a uno de los autores más destacados de la modalidad de comparsas: Joaquín Quiñones Madera. Lo teníamos pendiente y aprovechamos que la pasada semana se colocó un azulejo con su pasodoble de la sirena en la calle de la Palma para rendirle nuestro particular homenaje en forma de semana temática. Así que, ya saben, si quieren disfrutar de grandes comparsas, no dejen de entrar en nuestro blog en ‘La semana de… Joaquín Quiñones’.
En el año 2010 nació un nuevo coro mixto en Cádiz cuyo conjunto de voces sorprendió por su perfección y su potencia. El coro llevaba la autoría del comparsista Luis Rivero y del cuartetero Miguel Ángel Moreno. Este primer coro, ‘La academia’, gustó muchísimo y a punto estuvo de meterse en la final, algo que sí consiguieron en su segundo año con el coro que vamos a recordar, ‘El triángulo’. Desde entonces han estado en varias ocasiones en la final, aunque solo tienen un primer premio, el de este año con ‘El mayor espectáculo del mundo’. Disfruten de este triángulo del flamenco, no se lo pierdan:
(Vídeo subido por Carnaval por un tubo)
Corría el año 1998 cuando salió a escena un coro con autoría de dos autores que ya tenían una trayectoria bastante extensa en el mundo del tango: Quico Zamora y Fali Pastrana. Ambos estuvieron componiendo juntos coros hasta el año 2010 cuando ya Fali se queda en solitario y Quico Zamora se llevaría unos años de descanso del concurso hasta su vuelta con ‘Los palmeros’ en 2015. Los coros que hoy día saca Pastrana se consideran los herederos de aquellos que empezaron a salir con muy poquitos componentes y con un tango a prueba de bomba. Hoy vamos a destacar el primer coro de esta unión que tantos buenos tangos nos dejó: ‘Los últimos de Filipinas’, disfruten:
(Vídeo subido por Carnaval por un tubo)