La otra noche me aburría
y sin saber lo que hacer
removiendo recuerdos
una foto me encontré,
la tuve entre mis manos
y un buen rato la miré
y, sin darme ni cuenta,
sobre ella hasta lloré.
Tuvo que ser algo inolvidable
ese instante de felicidad
porque de los labios de mi mare
brotaba una sonrisa
tan inmensa como el mar.
Ay, mare
no he visto más brillo en unos ojos
ni he visto más hermosura
jamás en una mujer.
Ay, ay mare
se te fueron los años
y de tus primaveras
tan solo quedan los recuerdos
ay, mare, solo recuerdos.
El tiempo cambió ese brillo de tu pelo negro
por la plata que hoy se mece en tus cabellos,
ni la luz por las arrugas de tu piel.
Es cierto que cantarle a una mare no es nuevo
pero no pienso esperar
y antes de que te me vayas
quiero gritar “te quiero”
ay, quiero gritar “te quiero
ay, mare del alma”.
José Mata y Ramón de los Ríos
‘El barco de los barriles’ – 2003