En esta corta vida
todo son penas y sin sabores,
culpa de la soberbia,
del egoísmo y de la maldad,
esa maldita guerra que se aproxima
será del mundo la gran ruina,
la destrucción de la humanidad.
De una manera genial
deben buscarle su fin
procurando que reine la paz,
con muy buena fe, viviendo feliz.
Las madres por caridad
lo piden de corazón
viendo que sus hijos
mueren de traición.
Hombres de más conciencia
luchan continuamente
por ser las armas
de la ciencia,
las que a la muerte podrán vencer.
Con la estrectomicina y muchas drogas más
a millones de seres han logrado salvar.
Los que quieran la guerra,
su propia sangre debieran dar.
Eduardo Delgado, Juan Poce
‘Los jazmines’ – 1951