Vi a ponerme este pañuelo
color rosa en la cabeza
para que sirva de aliento
como canto a la esperanza
aunque parezca con esto
un pirata algo sarasa.
Cuando el doctor me dijo:
“tiene usted cáncer de mama”
se me quedo igual la cara
como a la Esteban por la mañana.
Me dijo: “no te preocupes
que esto, esto está mu controlao”.
-Sí, picha, lo que tú quieras
pero yo ya me he cagao.
-Lleve una vida tranquila,
no se me encierre en la casa
ni este to el día en la cama,
haga cosas cotidiana
que aquí no ha pasado nada.
-No si en verdad yo estaba pensando
a ver qué pongo yo de comer mañana.
Ay, qué papelón…
Fueron pasando meses
y en cada cita fui comprobando
que no estoy sola,
que en un rincón del Puerta del mar
tengo yo más de un angel de la guarda
creo que no son concientes
lo que me ayudan
lo que me aportan, lo que me empujan
con sus estudios, con su trabajo, con sus palabras.
Hoy tengo un millón de escusas
para agarrarme a esta vida,
tengo a mi lado un buen hombre,
la familia que no falla
si mi hijo el hijo puta
me ha escrito hasta un pasodoble.
Doctor, que este pañuelo en la cabeza
lo llevaré con tal dignidad
y valentía para que sepan bien por la calle
que conmigo no hay quien pueda
ya se convirtió en mi bandera
en mi bandera, en mi bandera.
Francisco Javier García Rodríguez y Manuel Enrique García Rosado
‘Los protagonistas’ – 2012