Falta poco para esa fecha crucial
donde Cádiz volverá a ser lo que fue
pues la Pepa dará brillo a la ciudad
que la volvió inmortal y que la vio nacer.
Dos mil doce va a ser el punto final
de todas nuestras miserias
y aunque nadie sabe cuánto va a costar
ni quién va a pagar esa deuda
el mundo va a ser el testigo
de haber conseguido
la ciudad perfecta
pa que la pueda disfrutar
la alta sociedad
y se intercambien premios y medallas
mientras que el pueblo ve pasar
riqueza y vanidad
como borrego detrás de las vallas.
Será un festejo de postín
montado para los mismos de siempre,
flor y nata de Cádiz,
una banda de indecentes
que empuñan la bandera
de igualdad y de libertad
haciendo lo que les antoja
y el pueblo es quien pone la mesa,
le paga la fiesta y se come las sobras.
Manuel Santander Cahué
‘Ángeles y malanges (las dos caras de Cádiz)’ – 2011