Cuando llegas al trabajo,
por la mañana llega la alegría,
me pongo hasta nervioso
cuando tú me miras
y das los buenos días.
Aunque hace ya algún tiempo
somos compañeros y trabajamos juntos,
me duele el pensamiento
del presentimiento,
que nos separa un mundo.
Llevo en mi mente tu carita y tu sonrisa,
pienso en tus manos y me imagino tus caricias,
siento a diario que me sube en una nube,
tu aliento, tu perfume y el roce de tu piel.
Y así es como me enamoré,
casi casi sin querer,
pero yo siento al mirarte
el deseo de besarte y de decirte que te quiero.
Y que siento celos de ti
si te veo sonreír,
y cuando te veo hablando con algún compañero.
Aunque el amor de nada entiende,
el espejo me recuerda siempre
que el mío es un amor prohibío,
y jamás será correspondío.
Yo soy un síndrome de Down
y tras esta fachada
que se entere el mundo
que hay una persona, un hombre que te ama,
y te he escrito en esta carta
lo que no me atrevo a decirte a la cara.
Francisco Javier y David Márquez Mateo
‘El G-15’ – 2010
1 comentario
SENCILLAMENTE, BUENISIMO Y COMO NO, MUY BIEN CANTAO