Que Cádiz es un baratillo
que vende sus cosas viejas
de las que ya no se acuerda
o que no va a usar,
se vende la bicicleta
más típica y más coqueta
que paseaba por la viña
la felicidad,
se vende ese viejo palo
con el que aquel legionario
desfilaba pa los ojos de su Pepa,
se vende un viejo diario
que imprimían operarios
cuando en Cádiz había imprenta.
Ese viejo gorro
de lana azul y amarillo
que en Carranza fue testigo
de ese Macarty que fue a animar,
Limetas de Nicanor,
la aguja de Pepi Mayo
que hacía la capa un sayo
y vestía a Cádiz de carnaval.
Vende hasta un viejo martillo
que golpeaba en la madrugá
el Rubio del Aceite,
la vieja gorra de plato
con la que salía a la plaza
la banda del tío Perete.
La mata de hierbabuena
que sigue bonita y fresca
y María nunca dejo secar.
Clavel de Scapachini
en la vieja boda del siglo
de Quiñones sus gargajillos
de salitre el puente canal,
una regla inmortal
la de Don Adolfo
los pupitres pintadas
de esos niños golfos
y en el fondo del puesto vende una estatua
con la mirada de Paco Alba
que ninguno podría pagar.
Rafael Pastrana Guillén y David Fernández Romero
‘Los chimenea’ – 2018