Se lamentan los erizos
de su cruel destino
de morir chupeteados
por la lengua de un cretino;
reivindican las coñetas
sus derechos propios
de vivir en una poza
con cocina, cuarto baño,
entradita y dormitorio;
burgaíllos y camarones
dicen que no aguantan más,
que vivir en una poceta
donde acaban de orinar;
las babosas o carajos marineros,
como vulgarmente los conoce el pueblo,
solo piden un trabajo
para todos los carajos
aunque sea un sex-shop.
Ay ho…
Y de las lapas de pelo
qué le vamos a decir,
algunas están rapadas
porque está la cosa mala
y otras llevan peluquín.
Ay ho…
Esta crisis está afectando
incluso hasta a la Caleta,
los cangrejos zapateros
ahora arreglan bicicletas
y hasta los cangrejos moros
están vendiendo Petromar.
Vamos a ser solidarios
con las lisas mojoneras
y que se vaya a los bloques
to el que tenga cagalera.
Francisco Javier y David Márquez Mateo
‘Blancanieves y los siete enanitos’ – 1997