Hoy no había maquillaje,
ni cafelito, ni gente fuera.
Hoy no hubo pasacalle
ni caminito desde la estrella.
He llegado hasta tu plaza
sin ruido y sin disfraz
a la puerta de herradura
de tu entrada principal
y por tus cuatro costaos
de ladrillos coloraos
hoy he vuelto a suspirar.
Me recreé en tus hechuras
tan gaditanas, tan morunas
y, como siempre, entré por detrás
en el templo del Carnaval
el joyero que guarda las coplas
y que en febrero su alma explota.
Me ha vuelto a deslumbrar
cuando te he visto vacío
y me ha entrado por la espalda
otra vez ese escalofrío
lo mismo que aquellos duendes
he sentido que era mío.
Recorriendo tus entrañas
de tu embrujo me sacié
y a tus tablas centenarias
otra vez me encomendé.
Y siento que el círculo se cierra
en mi casa, en mi barrio en mi tierra.
Yo no sé si soy profeta
pero siento que esta noche
se alinearon los planetas.
El destino ha sido amable
y tú el único culpable
de que este sueño se cumpla
necesito de tu magia
de esta noche más que nunca
que esta noche es Cádiz
la que me escucha.
David Márquez Mateos
‘Carretera y manta’ – 2021