En 1984 tras el éxito de ‘Agua clara’, Antonio Martín volvió a mirar a lo más clásico, a las raíces de la comparsa con ‘Andaluces por el mundo‘, dirigida por Manolo Moreno, célebre componente de las comparsas de Paco Alba. Esta agrupación quedó en segundo lugar por detrás de ‘Filo andaluz’ de Manolo Varo de Barbate y por delante de ‘Quince piedras’ de Enrique Villegas (tercer premio); ‘Canela y clavo’ (cuarto premio) de los hermanos Antonio y Pedro Trujillo, los Catalanes; ‘Gandhi’ (quinto premio) de José Luis Bustelo y ‘Requiebro’ (accésit) de Antonio Martínez Ares.
Ese mismo año compuso para una chirigota que se alzó con un accésit ‘Pulpo la gallega‘, con la coautoría de José Castellón.
También ese año colaboró con el cuarteto ‘Goma 2‘ que fue descalificado por no terminar su actuación. Ya solo le faltaba el coro para haber participado en todas las modalidades.
En 1985 realiza un fichaje importantísimo y no se trató de un componente, sino de un grupo, el que años atrás le pusiera las cosas difíciles con ‘Robots’. Ese grupo se fue con Martín y, como curiosidad, Manolo Moreno, director de ‘Andaluces por el mundo’ fue quien dirigió la comparsa del autor que ponía letra a este grupo que llegaba, Joaquín Quiñones.
La unión de Martín con Pepe el Caja comenzaría de la mejor manera y es que se abrió un periplo de tres primeros premios consecutivos. En 1985 fueron los vencedores con ‘Entre rejas‘, siendo muy recordado ese final de popurrí donde la reja se abría y el público se lanzaba al escenario a lanzar flores a la agrupación. Esta comparsa es una de sus mejores agrupaciones y prueba de ello es el magnífico pasodoble a la saeta del carcelero, la presentación, el popurrí o este pasodoble de presentación.
Prisionero como un pajarillo
hoy yo vengo por ti prisionero
porque preso de tus cosas vivo
lo mismo que una novia de los celos.
Prisionero de tus carnavales,
donde se encierra mi corazón
y se enrea como nadie sabe
condenao a cantarte Cai
mil años de prisión.
Prisionero del Falla
cuánto mal te paga tu propia afición
y aunque a veces me duela
es una condena que deseo yo.
Condena sin remedio
porque por ti me pierdo
y mi único delito tan solo es quererte
y cuando digo te quiero
si te engaño yo prefiero
que me sentencien a muerte.
Soy un caso imposible
y aunque no viva libre
te digo sin más quejas
Ay, Cai de mis carnes
de ti no sé escaparme
aunque en par en par
me abran tus rejas.
En 1986 fue su primera incursión en el mundo del coro, logrando así tocar todas las modalidades del concurso. Antonio Martín junto a Pepe Martínez y Antonio Hucha compuso el coro ‘La plastilina‘ que se alzó con el tercer premio, por detrás de ‘La viudita naviera’ (primer premio) de Adela del Moral y Antonio Rivas y ‘Me tocó la china’ de Antonio García, José Zorrilla y Vicente Lozano, de Puerto Real. En este coro, Antonio Martín compuso el maravilloso tango “Tengo dos novias bonitas“, una idea que nace de Manolo Torres y que es el propio Martín quien le da forma dejándolo para la historia.
En comparsa, volvió a ganar el primer premio con ‘Soplos de vida‘ incorporándose al grupo McGregor, otra de las voces sobresalientes de la historia de la comparsa. Ese año el segundo premio fue para ‘Cargadores gaditanos’ de Manolo Varo de Barbate y el segundo para ‘Hombres lobos’ de Enrique Villegas. De esta comparsa de ‘Soplos de vida’ hay muchas coplas que se pueden rescatar pero vamos a quedarnos con una dedicada a una barca caletera playa de la Caleta que comienza con los sones del pasodoble ‘Los Julianes’ de Paco Alba.
Pero yo tengo una barquilla
con una gracia en la quilla
que pa qué te vi a contar.
Esa barquilla
que por la quilla
derrama la gracia,
dicen que sobre las olas
la escucharon hablar sola
lamentando su desgracia.
En la Caleta,
esa playita coqueta,
reliquia de Cai,
pueblo marinero,
como en una pesadilla
se moría por los celos
viendo como allá en la orilla
le ganaba la partía
un caballo retrechero.
No, yo no me merezco
este vil desprecio
de los gaditanos,
siendo caletera
nunca me homenajearon.
No, yo que he combatío
con el mar bravío
por mi marinero.
Barquilla mía,
no sientas celos
porque en la vía
ni los pegasos del cielo
a ti podrán desplazarte
y menos arrancarte
del corazón del caletero.