Como una no goza de sabiduría en el tema, y en varias ocasiones se limita a entrar en la página del Falla o preguntarle a su amigo el patergooglé, pues opto por escribir de lo que sé, de lo que veo y de lo que más problemas presenta: ¿Y este año de qué leches voy?
Pues bien cuando creíamos perdida la originalidad y que los pijamas, pelucas, delantales y redecillas para el pelo permanecerían eternamente, surge una nueva especie de allá donde parecía imposible que consiste en acortar la tela y no con motivos precisamente económicos. Y es así como descubrimos que superman puede usar falda, o que esta prenda puede llegar a ser útil en el lejano oeste (no me imagino yo a Clint Eastwood luciendo muslo). ¡Y es que podemos incluso llegar a descubrir que en los Polos no hace frío! Pero este modelo realmente no resulta el más interesante y repite los topicazos y estereotipos año tras año.
Si nos gusta ir calentitos, podemos enfundarnos perfectamente en un disfraz oso, o de Espinete incluso si nos hace ilusión. Eso si, no quiero imaginar la cara de la madre, cuando aparezca el individuo en casa diciendo: “Mamá, este año quiero ir envuelto en un disfraz de pelo” ¡debe suponer para ella toda una depresión hacer semejante disfraz!
Luego también encontramos los disfraces reutilizables durante años: hazte una túnica negra, ¡podrás ser scream, una monja, un cura, un fraile y hasta un conguito si lo deseas! Pero eso si, si te haces una túnica blanca, procura no ensuciarla demasiado, que un angelito manchado de ketchup no queda bonito…
Por lo demás ya esta en cada uno, si quieres un disfraz muy original y que solo tu sepas de qué vas, adelante, pero soportarás durante toda la noche un ¿de que vas? ¿y eso que es?.
Y si prefieres decidirlo en el último momento, mucho mejor! Será mucho más divertido, pero cuidado con no elegir todos los años la misma opción…