Si no hace na que estoy despierta
y ya Dios mío no puedo
de donde vi a sacar las fuerzas
ya tengo otra vez los mareos
mejor que nadie sepa na.
Y ahora a las nueve llega mi niño
que va a dejarme a mi nieto
con buena cara y una sonrisa
que si él me ve que yo no me alegro
dice que no me lo traerá.
Y aunque me lleguen las ojeras hasta el suelo
a él que le importa que pa eso está su madre
ellos se van con su cochazo a dar un paseo
y tú a callarte.
Con lo que yo quiero a mi nieto
que si un día no lo veo es que me muero
pero como voy a decirle a este hijo mío
que estoy vieja, que ya no puedo
no puedo, no puedo.
Y no te duermas nietecito
que después viene tu padre y se molesta
que no les dejas dormir la siesta
la siesta, la siesta.
Llegan de vuelta a mi casa
con su grandeza y su risa
y en vez de hacerme compaña
corriendo le entran las prisas.
Y allí me quedo rendía
con esta pena pensando
otra vez el hijo puta se ha ido
y ni un besito me ha dao.
Constantino Tovar Verdejo
“La República Gaditana” 2007
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