Las calles de Cádiz despiertan
con un taconeo sobre sus aceras
y la brisa casi dormida
da los buenos días a las cigarreras.
Mujeres que marchan alegres
con su vida a cuestas para trabajar.
Y en un rincón de una casa cualquiera
han quedado los problemas
que el destino siempre lleva
repartidos al azar.
Cualquiera sabe lo que hayan dejao
puede que un marido en paro
o los hijos que han llegao
sin pasar por el altar.
A tí me dirijo, guapa cigarrera
nunca te preocupes por el que dirán
la vida es ingrata eso ya se sabe
y para vivirla hay que trabajar
por eso he querido con esta comparsa
hacer de tu vida una simple canción.
Cuando al trabajo por fin llegaste
lo que dejaste se te olvidó.
Porque al ver la sonrisa de una compañera
las penas se te escapan del corazón.
Luis Ripoll Lázaro y Pedro Trujillo
“Marionetas” 1976