Durante el Carnaval, ellos son el centro de atención y el foco de las miradas de miles de personas. Todos se les acercan para hacerles una fotografía y allí donde actúan consiguen colgar el cartel de No hay billetes. De hecho, el concurso de agrupaciones del Gran Teatro es de los pocos espectáculos que consiguen llenar un teatro durante 25 días seguidos. Sin embargo, cuando acaba el mes de febrero y la Cuaresma irrumpe, vuelven a pasar desapercibidos, a pasear con sus hijos por la playa, a ir al cine o a ver la Champions League en el sofá de su casa.

En estos días, sus vidas recobran la normalidad y vuelven a retomar los hábitos de hace seis meses. «Ahora puedo ver Aída o la Champions», asegura Enrique García Rosado, el autor de Salón de Belleza ‘El Tijerita’, la chirigota ganadora del primer premio de esta edición. Trabaja desde hace tres años como gruísta en la empresa Logística Vapores Suardíaz, en Matagorda y, ahora, cuando sale piensa en irse «a dar una vuelta con el niño o ayudar un poco en casa, que antes no lo hacía por falta de tiempo», reconoce.

A Joaquín Quiñones, sin embargo, no le quita tanto tiempo libre la comparsa, ya que ahora está prejubilado. Por eso, lo que más aprecia cuando llega esta época es poder disfrutar más de su nieta Paula y compaginar su tiempo en casa leyendo algunos libros y escuchando música, sobre todo, de flamenco, que es otra de sus grandes aficiones. También es frecuente ahora encontrarlo en el bar Gol, que está junto a su casa, donde se toma su cafelito por la mañana y aprovecha para leer la prensa.

Ángel Gago e Israel Peña, del cuarteto Esta boca es mía, también son compañeros de trabajo en la realidad, pues uno es carnicero y el otro jefe de bodega de Hipercor. Gago asegura que la vuelta al trabajo ha sido «mala», pero no porque no le guste lo que hace, sino porque aún se le viene a la cabeza lo bien que lo ha pasado durante el Carnaval. Sin embargo, aún recibe el cariño de muchos de sus clientes, que siguen felicitándole por el cuarteto.

Muy reconocido por la clientela es también Israel Peña, que tras su éxito con el papel de Ron Wood, ha conseguido que algunos hasta se aprendan sus guiones y se acerquen para imitarle mientras le piden una botella de vino.

Juan Manuel Braza Benítez, El Sheriff, ha convertido el taller de reparaciones en el que trabaja en el cuartel de su chirigota e incluso guarda allí los trofeos que ha ido consiguiendo durante su carrera.

Fuente: La Voz de Cadiz

Después de seis meses de ensayos y actuaciones, los autores y componentes vuelven a ser personas normales.

El Carnaval Chiquito presumió de grandeza en la jornada de ayer. El Carnaval más callejero, el que prescinde del corsé de los escenarios y los tablaos para moverse a sus anchas entre casapuertas, esquinas y escalinatas, se creció al sentirse reclamado por centenares de personas. La mayoría, gaditanos ‘jartibles’ de coplas, aunque entre ellos también se distinguían foráneos en busca de sonrisas.

Las repartían a puñados decenas de agrupaciones en la soleada plaza de Las Flores. Rozando las dos del mediodía, desde los peldaños del edificio de Correos las lanzaron los empleados ‘ilegales’ del casino ‘Los no va más’ y, posteriormente, los bailongos ‘Abbas con alcauciles’. Entre los quioscos de la abarrotada plaza ofrecieron su repertorio grupos como ‘Los desesperaos’, que aseguraban que el único marisco que entra en su casa es un cd pirata de El Cigala; ‘En busca de mi pepita’, que durante un buen rato aparcaron sus cuplés para reponer fuerzas y escuchar los de otros conjuntos; ‘Los hombres de Chano’, unos agentes encantados con su Cuerpo de Policía, “que es una barbaridad, aunque el de tu hermana a mí me gusta más”; y los aflamencados de ‘Di patata. Chirigota con mono de Carnaval’, con mono de peluche vestido de flamenca incluido.

La fauna carnavalesca se concentró en este rincón de la ciudad, aunque también se divisaron ‘especies chirigóticas’ en calle como Hospital de Mujeres, Sacramento y Novena, así como en las escalerillas de la Torre Tavira, y en las plazas de El Palillero, San Juan de Dios y San Agustín. Esta última fue colonizada por la siempre admirada chirigota G.I.A. (Guatifó Intelligence Agency).

En Sacramento, los deportistas de andar por casa de ‘Cai School Musical’ y las mamarracheras nubes de ‘Hoy mojamos’ entrelazaron sus repertorios ofreciendo así un 2×1. El público se lo pasó en grande bajo esa lluvia de cuplés y con el interactivo estribillo del primer grupo, que prestaba su pelota a uno de los espectadores para que la lanzara a la canasta de baloncesto que portaban y que, premeditadamente, era girada justo cuando se efectuaba el giro. “Iiiiiiiííínnn, cabrón”.

Y entre tantas chirigotas y romanceros como el de ‘El ratón Pérez sin fronteras’ o ‘Luna de miel dal Caribe’, se hicieron un hueco contadas agrupaciones que han participado en el Concurso Oficial. Entre ellas, la chirigota ‘Los mákina’ y las comparsas ‘Los trasnochadores’ y ‘Los versos de Cai’. El grupo de Jesús Bienvenido fue uno de los más reclamados. A las seis de la tarde, cuando ya muchas de las agrupaciones se habían desprendido del tipo y colgado sus coplas hasta el próximo Carnaval, los vampiros satirones seguían derrochando voz en El Palillero.

El Carnaval Chiquito se creció ayer. El Carnaval más callejero lució grande por el centro de la ciudad antes de abandonar, por unos meses, su hábitat natural.