Fue Don Blas, el notario que nació en Casares
con ideales de jornalero.
Él todo lo tenía, se jugó el pellejo.
Él soñó un futuro para Andalucía
sin el hambre y sin esa agonía
y por amar tanto a la tierra mía
no lo querían, no lo querían.
De madrugada, cerca de Carmona
segaron su vida.
Pasaron luego tantos años,
ya se murió Franco y toa su dictadura.
Seguimos siendo los de abajo,
lo nuestro es que no tiene cura.
No digo que no ha mejorao,
pero al más tonto le aseguro
seguimos en la cola del paro
y somos para Europa sólo el culo.
Treinta años en democracia,
estatuto y cuatro presidentes,
Escudero, el Borbolla y Chaves,
el Griñán y siguen los de siempre.
Y mientras que en Andalucía
sigamos en el furgón de cola,
la sangre de Don Blas Infante
derramada en balde
sigue en Carmona.
Antonio Rivas y José Martínez
‘Medio siglo’ – 2010