Cambió la luna,
cambió la luna
esa madrugada
y diste a luz,
y diste a luz,
niña del alma.
Con qué tensión
y que ilusión
aquella espera,
tú fuiste al fin
madre feliz
y ella es abuela.
Embobá, me la tiene embobá
cuando en sus brazos está
y la mira con su vestidito rosa.
Yo no sé cómo se pue querer,
acabá de nacer, a tan poquita cosa.
Es verdad, dicen que eso es verdad,
que por un nieto das
más que por cualquier hijo.
Te quita años de encima
cuando te da la manita
pidiéndote chucherías.
Y se te caen dos lagrimones entre las rejas
el primer día que la dejas en la escuela
con dos colitas estrenando mochila.
Y te dan ganas de seguir viviendo el resto de la vía.
Joaquín Quiñones Madera, Manuel Sánchez Alba, José Antonio Cheza Martínez
‘La caldera’ – 2006