Me dijo mi padre
que a un hijo se quiere
más que a nada en el mundo
y que cuando sea grande
y yo tenga a los míos
puedo yo estar seguro
que me acordaré tanto
de lo que me enseñara,
qué motivo de orgullo
y que si es ley de vida
que me iré dando cuenta
bien entrado el camino.
Lo que sacrificaste,
todo lo que me diste,
no sólo un apellido.
Aún recuerdo los ecos
de aquellas cosquillas
con que me dormía,
y en sus brazos tan fuertes,
los primeros pasos
que me dio a mí en la vía,
me contaba cuentos,
se inventaba historias,
lo que me reía.
Y hoy lo he visto triste
mirando en el álbum una foto mía.
Con la edad que tengo
yo ya voy entendiendo
bien que el tiempo pasa,
pasa tan a prisa
y que hoy está bien,
mañana quién sabe
ni es color de rosa
todo en esta vida
ni to carnavales
que si te descuidas y no lo disfrutas
luego te arrepientes
cuando llegue el día
en que la partida
por eso le he dicho que lo quiero mucho
y le he dao un abrazo y un montón de besos
y se lo debía,
de nuevo reía
mi padre es el hombre
más bueno del mundo,
yo ya lo sabía.
José Ignacio Garrido Pérez
‘Las pequeñas cosas’ – 2024