Desde pequeño tengo miedo a la muerte
y a las enfermedades desconocidas,
a que caigan macetas de los balcones
o a atragantarme con polvorones
y en un momento acabe mi vida.
Que nunca más me entreguen un primer beso,
que nunca vuelva a comer en un chino,
que no vea un Cádiz sin Vizcaíno,
ni una España republicana,
que se acaben los domingos
vendiendo en el baratillo,
que no vea nunca esconderse
al sol entre los castillos.
Y en una pirueta de este destino
tan singular me de un patatús
y me metan dentro de un cenicero
y me llore la gente
en el tanatorio de la ciudad
pero sobre todo van a llorar
esos a los que les debo dinero.
Que no me fume
mi cigarrito de por las mañanas
y me torturen
poniendo la comparsa del Pastrana
ni me aventure
en Santa María
pa ver al Greñúo de madrugá.
Por eso aprovecha el presente
que no se vuelve a repetir
como estamos haciendo nosotros
cantando aquí.
Que te arrepientas de lo hecho
y no de lo que había que hacer
porque cuando se acabe,
porque cuando se acabe
no va a tener tiempo ni para un cuplé.
José Pereira Marrero y José Joaquín Martínez Aniceto
‘Los plácidos domingos’ – 2024