Cuando se divisa Cádiz
allá por la lejanía
siento una cosa aquí adentro
que me llena de alegría.
Cuando veo tus minaretes,
tus torres y tu catedral
el miedo y las tempestades
ya se quedaron atrás.
Y es que al bordear
tu arrecife caletero
me pongo a llorar
de tanta felicidad.
Qué duende tendrá,
tu gran parque y tu Alameda
yo me pongo a presumir
de lo hermosa que es mi tierra.
El barco enfila tu puerto
siento un nudo en la garganta
de escapa un piropo, olé te quiero
y se me olvidan las penas al pisar tu suelo
por ti yo me muero.
Tú que siempre vives en mi pensamiento
eres el arte de mi sufrimiento,
eres mi estrella polar.
Tú que eres mi madre, mi novia y amante
eres el faro de este navegante,
yo soy gaditano, pa que quiero más.
Pedro Romero y Aurelio del Real
‘Navegantes gaditanos’ – 1979