Érase una vez las cuatro de ahí,
érase una vez cuatro mujeres.
La necesidad las trajo pacá,
cuatro princesitas sin papeles.
Una sudaca, una gitana rumana,
una mora y una china,
cuatro princesas
que seguro que trabajan
donde tú ya te imaginas.
Mucha piel y poquísimo trapo,
para algún príncipe bebido y nada guapo.
No tendrán nada mejor
que fingir buscar amor
besando a miles de sapos.
Su cárcel de cristal
por dentro siempre mu oscura
por fuera mu iluminá.
Quizá no esté tan bien,
aunque se llame el oasis,
el paraíso el edén.
Es verdad,
sí señores a qué es verdad,
que tienen pinta de putas
porque son de afuera.
Mi país, perdonad a mi país,
que aunque seáis doctoras,
abogadas o ingenieras
si eres inmigrante eres una puta extranjera.
Antonio Pedro Serrano y Constantino Tovar
‘Las muchachas del congelao’ – 2009