“Los peleles del XXI’ representará “lo que somos hoy en día la mayoría de los españoles”. Joaquín Quiñones añadirá una muesca a su trayectoria con un repertorio “muy crítico, en consonancia con la que está cayendo”. Porque el cuerpo le pide “escribir con las tripas”.
Cansados y decepcionados se mostraban Quiñones y Faly Mosquera, el director, cuando como cada año se reunieron para preparar la siguiente comparsa. Duele estar tres años seguidos sin pisar una final, aunque Quiñones había vivido una experiencia similar entre 1985 y 1987 con ‘Hombres azules’, ‘Orfebres’ y ‘Clásicos de la música’. “Nos planteamos si merecía la pena seguir, si nuestro estilo ya no estaba gustando como antes. Con la final a tres ya es más complicado que antes, aunque hayamos estado siempre en la pomada. Los años y la mente pesan, y los jóvenes vienen pegando fuerte”, explica. Fue el grupo, encabezado por el sanedrín que forman los más veteranos, quien animó a autor y director. “Lo único que nos hace seguir adelante es no defraudar a la juventud que creemos que nos sigue a pesar del clásico estilo”, reconoce Quiñones antes de precisar que después de tantos años “seré inteligente y me iré antes de que me echen”.
Dice que el Concurso “ha cambiado mucho”. A juicio del autor de ‘Charrúas’ existe en el Falla un desequilibrio entre lo que ocurre en camerinos y lo que sucede en la sala. “Se pasa de la frialdad absoluta que incluso se nota a la hora de salir a escena al excesivo fanatismo que influye en el jurado. Me choca ese grito de ‘campeones, campeones’, que ya sé que no se puede evitar”, apunta. Y critica que el Concurso “es cada vez menos de letra y música porque se anteponen otros aspectos”.
Aparcadas las dudas arrancaron las ganas. Quiñones, que afirma que el grupo “vuelve a sonar como antes” con las cinco incorporaciones, creyó clave regresar con un músico con el que tiene “mucho feeling“: José Luis Bustelo. Dos autores de El Mentidero. “José Luis está muy implicado y aporta muchas ideas. Nos ha hecho un pasodoble muy cercano al de ‘La pensadora gaditana’, muy fácil de escribir”. La elección de los temas es ya otro cantar para quien lleva denunciando en sus letras desde 1976 la situación social, política y económica de este país. “Me cuesta acabar los repertorios y se me repiten los temas. Debo intentar no coincidir con lo que ya se ha cantado en la historia del Carnaval, lo que he escrito yo mismo y lo que cantan los rivales”, admite. Aprovecha para lanzar un dardo a quienes piensan que es un autor que no se moja. “Les invito e leer mis repertorios. Ya en 1976 llevaba un pasodoble muy fuerte sobre Astilleros y en ‘Gallos de pelea’, por ejemplo, uno contra la Iglesia”, destaca. Y conecta esta reivindicación personal con el sambenito de cantor de penas que le han colocado. “A mí me encanta que la bandera de mi trayectoria sea el pasodoble al bombero. Aquello no fue la pena por la pena, fue una denuncia laboral en toda regla”, concluye.
Diario de Cádiz