Desde la cunita del mar
va cantando el viento
sopla que te sopla se va
como un niño hambriento.
Tras una corona de sal
van sus peregrinos
y yo como soy su guardián
le enseño el camino.
Y por ti juega con las torretas,
persigue a las chiquillas
y se rebela y se rebela en tus guitarras.
El mismo diablillo
que entra y sale de tus casas,
te da besos de plata
cuando duermen las barquillas.
yo te amparo, Cai mío,
de tu cielo y de tus mares,
yo te alumbro y sigo el rumbo
el rumbo de tus carnavales.
No sé qué tiene tu brisa
que me encela el corazón,
no sé qué deja tu cuerpo
si tormento o rebelión
Soy veleta que se mueve al compás
con tus penas siempre atravesás
con un faro entre las nubes
porque presume, porque presume
de ser el que más te quiere
quien resiste en calma y en temporal,
el que escribe versos por alta mar
con el sur como bandera
por donde quiera, por donde quiera
que el aire, niña, me lleve.
Ay, de día te busco en la playa,
ay, de noche por las murallitas,
ay, te llamo y te escapas,
te nombro y te pierdes
y el sentío me quitas.
Ay, Ya trae febrero sus vientos
ay, detrás viene su ventolera
ay, ya tienes a sus marineros
pa curarte las penas,
pa curarte las penas,
pa curarte las penas.
Antonio Martínez Ares
‘La ventolera’ – 1994