Cabalga, querido Sancho
deprisa que falta poco
para encontrar esa gran ciudad,
que cuentan los caminantes
que es tan bella como la luna
y pasa los tres mil años de antigüedad.
Cabalga y no te detengas
que dicen que allí está el mar
tan azul como el mismo cielo
y el sustento del marinero,
que las olas son caracolas
llenas de sal.
Vamos pronto, Sancho Panza,
y no vuelvas la vista atrás
que de tanto imaginarla
estoy loco por llegar.
Ya por fin comprobaré
si en febrero es carnaval,
si sus calles son de plaza
y su gente pa rabiar,
bailaré con el compás
del salero que en esta tierra
es tan natural,
sentiré como siente el alma del gaditano,
que vive con el embrujo de su pasado
y el duende de su cantar.
Yo te juro por mi bien
que si existe esa ciudad
no quiero que se enfade
ni se moleste mi Dulcinea
en un lugar de Cai
voy a quedarme
porque a La Mancha no vuelvo más.
Francisco Melero Mora
‘En un lugar de Cai’ – 2003