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Romualdo Pérez Pavón, uno de los históricos componentes de la chirigota ‘Los cruzados mágicos’, falleció en la madrugada de ayer y este lunes, a las once y media de la mañana, se celebra una Eucaristía por su alma en el tanatorio Virgen del Rosario y su posterior traslado al cementerio de Puerto Real.
Romualdo, como se le conocía en los ambientes carnavalescos, había nacido hace 58 años en el barrio de Santa María, y salió por vez primera en una agrupación con ‘Los aprendices de pintores’, de la que también formó parte el reconocido cantaor Juan Villar.
Tras cantar en la comparsa ‘Los brujos’, de Agustín González, 3º premio de la modalidad en 1970, su amistad con Paco Rosado, con el que trabajaba en Astilleros, de donde más tarde salió por un accidente laboral, le llevó a formar parte hace ahora 25 años de la chirigota ‘Los cruzados mágicos’, que marcó toda una época, y cuyo célebre popurrí protagonizó Romualdo y fue su hijo Juan Manuel el que se perdió verdaremante en la playa.
Romualdo siguió con el grupo hasta su última chirigota, ‘Los conquistadores de la trastienda de Casa Crespo’ (1988). De carácter afable, era aficionado a la pesca y mantenía su pasión por el Carnaval, siendo socio de la peña El Molondro. A todo ello unía su devoción por el Nazareno de Santa María y el especial cariño por su numerosa familia. Descanse en paz.
Romualdo, como se le conocía en los ambientes carnavalescos, había nacido hace 58 años en el barrio de Santa María, y salió por vez primera en una agrupación con ‘Los aprendices de pintores’, de la que también formó parte el reconocido cantaor Juan Villar.
Tras cantar en la comparsa ‘Los brujos’, de Agustín González, 3º premio de la modalidad en 1970, su amistad con Paco Rosado, con el que trabajaba en Astilleros, de donde más tarde salió por un accidente laboral, le llevó a formar parte hace ahora 25 años de la chirigota ‘Los cruzados mágicos’, que marcó toda una época, y cuyo célebre popurrí protagonizó Romualdo y fue su hijo Juan Manuel el que se perdió verdaremante en la playa.
Romualdo siguió con el grupo hasta su última chirigota, ‘Los conquistadores de la trastienda de Casa Crespo’ (1988). De carácter afable, era aficionado a la pesca y mantenía su pasión por el Carnaval, siendo socio de la peña El Molondro. A todo ello unía su devoción por el Nazareno de Santa María y el especial cariño por su numerosa familia. Descanse en paz.
Diario de Cádiz
2 comentarios
Descanse en paz.
Para mí, la mejor chirigota de la historia: Los cruzados mágicos. Y qué pedazo de popurrí con Romualdo y todo lo que le pasaba…
Hace poco a sido tu séptimo aniversario que te fuiste pa hacer reír a otro lao !!!! Te echo de menos ! Te quiero mucho papa!!!!