Qué bonito es escuchar
justo antes de cantar:
“Aquí viene la cantera”,
esa donde me crie
la que nunca olvidaré,
la que llevo por bandera,
la que cada carnaval
dicen que hay que rescatar
pero déjenme decirle
que si a ustedes os duele
a mí me duele más.
Y aunque algunos no se enteran
esto no se aprende en una escuela,
que esto lo tenemos que mamar.
Porque hacer cantera
no es enseñar a cantar
es que a nuestros niños
les duela nuestra ciudad,
es que se hagan grandes en nuestras calles
y cuando el mundo les falle
en sus gargantas le estalle
la rabia por Carnaval.
A un niño carnavalero
hay que llevarlo a las rocas
y que aprendan al caerse
cómo duele la derrota,
las niñas carnavaleras
deben criarse en su barrio
pa que el arte no le falte
al subirse a este escenario.
A un niño carnavalero
hay que enseñarle a reírse
de uno mismo antes que na.
Niñas carnavaleras molestan
igual que las verdades que dispara
esta fiesta
escúchalas si alguna vez protesta
que un niño siempre dice la verdad.
Si quieres que nuestra cantera
conserve la herencia
que aquí nos dejaron
que se nos va de las manos,
haz como hicieron mis padres
que antes de carnavalero
me enseñaron a ser gaditano.
Antonio Jesús Pérez Fuentes y Sergio Guillén Bancalero
‘El embrujo de Cádiz’ – 2023