Señores acompasados, que no acomparsados, prepárense para leer un GRAN ARTÍCULO de nuestra queridísima amiga Dafne, el tercero que hace para nosotros. Un artículo muy personal y a la vez muy bueno, señores lean y deleitense con esta maravilla:

La reconciliación

A algo menos de un mes desde que este proceso comenzó, soy capaz de hacer cálculo de cómo éste me ha aportado tantas cosas buenas. Pero toda historia tiene un principio.
Lo que comenzó como una equivocación, pues yo esperaba entonces mi programa semanal de radio, continuó con unas escuchas en un autobús, y poco a poco, a permanecer hasta las tres de la mañana esperando el nombre de unos finalistas. Esta historia, cuyo desenlace se prolongará hasta años venideros, alcanzó su punto álgido en la madrugada del 16 del febrero de 2007.
El recobrar sentimientos pasados y recordar otros tantos, me hace reconocer que hay cosas que sin duda, nunca desaparecen.
Lo que este año pude sentir con un pasodoble, y cómo éste además se prolongaba hasta un bello estribillo, sin olvidar una mágica presentación y popurrí cuanto menos pegadizo, contaba además, con una presencia increíble y una capacidad enorme de envolverte en sus aires uruguayos. Lo que Araka la kana, de Juan Carlos Aragón Becerra, ha conseguido para mí, y para muchos según quiero creer, supone tal señal de acercamiento a esta afición olvidada, siendo justos he de reconocer que por un rencor inexistente, pude recobrar y volver a sentir en mi lo que aquellos piratas me hicieron descubrir y lo que estos uruguayos han redescubierto.
Pero como todo, resulta vano alabar algo sin comparar con otros semejantes, como es el caso de la República gaditana. Sin duda, y al menos para mí, otra bella agrupación que, a pesar de no haber logrado tal vez un primer o segundo premio, a mi parecer, por tal bello popurrí, creo que es totalmente digna de mención.
Pero la gran sorpresa aparece con la llegada de aquella modalidad que por mis inútiles prejuicios me hacía menospreciar e impedirme descubrir en años anteriores la figura de un hombre al que en un principio conocí a través de su voz (¡y qué voceciña!).
Ese hombre, caracterizado al más puro estilo medieval, me despertó de un sueño casi inevitable con sus artes interpretativas y un conocidísimo grito de ¡A jugar! Y así fue, descubrí el que para mi ha sido el mejor cuarteto de este año, en el que el genialísimo Ángel Gago interpretaba a mi ya muy estimado cardenal Torqueimada. Este cardenal con su habilidad para perder el acento cuando más consideraba oportuno me hizo descubrir que puedo llegar a reírme con un cuarteto, y lo que es mejor, incluso engancharme y hacerme total seguidora del que ya es para mí una agrupación a seguir.
Agradable, sin duda, fue la oportunidad de ver un año más y como siempre he recordado, a la ya mítica y esperadísima chirigota del Lobe. Estos señores, con su gracia habitual y un repertorio más que decente, hicieron que incluso diez años después, me sigan pareciendo los mejores. Este puesto han de disputarlo con los que para mi han sido los más a tener en cuenta respecto a calidad en esta modalidad, pues los señores Juan Palomez (yo te lo guiso y tu me lo comes) con todas las letras cargadas de un bello y crítico doble sentido, para mi gusto han abierto una nueva ventana (al igual que considero por parte de Araka la Kana) en su modalidad. Merecedores absolutos de ese primer premio, tuvieron que codearse con la agradable sorpresa de los Gladiadores de la Caleta y los camareros del Lestaulante Chino Casa Lafaé, estos últimos, para mi gusto los más entrañables y encantadores de la modalidad.
Dentro del apartado de coros, muy interesantes puestas en escena, como la realizada por parte de los Africanos, ¿Y qué decir del popurrí con fragmentos de la B.S.O de Piratas del Caribe cantada por los Reyes de las Tablas? En general, una modalidad muy a tener en cuenta por mi parte en un futuro cercano.
Como punto final, destacar el maravilloso pasodoble de los Piratas sobre aquel 4 de diciembre, como colofón final a una gala que me hicieron, como ya dije nada más comenzar, recordar porqué me gustaba y me gusta tanto el carnaval.

Dafne