Dicen los libros de historia que en el XIX
ya por las calles de Cádiz cantaban letrillas
contra el poderoso por el carnaval
y el poder siempre quiso
en los años siguientes
controlar a la gente,
su copla y disfraz.
Ni la cruel dictadura que Franco instalara
consiguió que quitaran los carnavaleros,
jugarse el pellejo hasta la democracia
y ahora que algunos
que no entienden de lo nuestro
ponen el grito en el cielo
y es asunto nacional
por reír, por cantar
nos quieren denunciar.
Ofendidito que te ofendes por mis letras,
por mi mare no te enteras
que en esta fiesta
la única norma es que todo sirve de cachondeo,
ofendidito hijo mío,
no me cargues tu incultura
cuando vienes y me acusas
y amenazas con denuncias
por un chiste de un coplero
porque aquí no hay más censura
que el aplauso de mi pueblo.
Sigue, si quieres lo intentas,
sigue que te vas a estrellar, a estrellar.
Por encima de constituciones,
de gobiernos dictadores
nuestras coplas siguen vivas
porque en Cádiz no tenemos miedo
y este coplero te reta
venga, denuncia mi letra
y si nos condenan te escribiremos
desde el infierno.
Francisco Javier Díaz Quintana
‘Los desvelaos’ – 2018