Si viene usted a mi plazuela
solo con dinero
pensando comprarla entera
tiene que saber primero
que hay muchas cosas en ella
que ofrecer no puedo.
Puede usted comprar
con el dinero un mundo entero
lleno de grandes placeres
pero no la felicidad,
ay, que el mundo quiere
que el mundo quiere, que el mundo quiere.
Con el dinero
puede convertirse en dueño
de mil camas pero un sueño,
un sueño ni precio tiene.
Nombre y valía, nombre y valía
pero no el hombre
ni la hombría, ni la hombría.
También podría comprar
y encerrar la verdad
para que el populacho lo aclame,
pero no la libertad
para que el pueblo calle.
Puede comprar con dinero
la mejor de las sortijas,
pero el amor verdadero, señor,
que la luzca, ay, no se fía.
Guárdese usted su dinero y su don
que estamos de ofertas
y aquí solo quedan baratijas,
baratijas, ay, baratijas.
Antonio Martín García
‘Los buscavidas’ – 1997