Siguen pasando los años
y me encuentro sin empleo,
mi pare está que no vive
y mi mare ni le cuento.
Tengo una novia guapa
que me quiere y yo la quiero,
gracias a Dios no tengo
ningún hijo, de momento,
vivo de las limosnas
que me pasan mis dos viejos.
Y se van los días
y no encuentro un futuro
en esta vida tan miserable,
y no tengo ya ilusiones
porque me veo como un don naide
me siento como un vagabundo,
no tengo na, no tengo na,
“juventud, divino tesoro”,
qué gracia me hace el refrán.
¿Dónde se quedan tantos sueños
Si llevo media vida parao?
de noche lloro porque pienso
que soy un niño jubilao.
Me decían cuando chico:
“¿Qué vas a ser cuando seas grande?”
Madre, que te comes mis penitas,
de verdad yo te bendigo,
perdóname por la veces
en que solito yo me digo
mejor no haber nacido.
Antonio Martínez Ares
‘Los miserables’ – 1993