Venimos a cantarte
vieja ciudad milenaria
y, como todos los años,
decirte piropos
salidos del alma.
Cádiz, Tacita de Plata,
la reina de Andalucía,
la cuna del cante grande,
la fragua de la gracia y la alegría.
Eres un joyero tornasol,
la señorita del mar,
picaresca universal y ufana,
encrucijada entre mares,
forjada de sal y soles,
sencilla, cortés y humana.
Tu novio es el mar
que se enamoró,
te enjoyó de espuma,
de luna y pasión.
Eres tú salada claridad,
mi musa celestial,
mi sueño y anhelo,
y te digo con toda mi intensidad
que no te puedo olvidar,
ni cuánto te quiero.
Ay, si faltara yo a tu cita alguna vez
al llegar tus carnaval
de pena me moriría
y hasta el final yo te cantaré
y mi pecho te gritará:
¡viva siempre la tierra mía!
Pedro Romero y Antonio Trujillo
‘Los play boys’ – 1972