Te quiero Cádiz
con el amor que se despachan los amantes
con la pasión, con el fervor de los de antes.
Te quiero Cádiz, sin razón
y en cada instante.
Te quiero Cádiz
aunque ya no te importe nada el Astillero
aunque vacías dejes manifestaciones
y, con dos cojones,
el Carranza lleno.
Te quiero aunque te gobierne un crucifijo
por ser cobijo cuatro lustros de la Teo,
encallaíta en una orilla
soñando que navegas como una barquilla
cuando tú podrías sin dudar beber del mar.
Te quiero aunque celebres tu miseria
el tratachín del carnaval
nos deje de nuestra frontera.
Te quiero, ciudad joven de verano
pero dormida a las diez
que los vecinos del paseo
se levantan muy temprano.
Te quiero andando
cerrada en un domingo trapicheando
sin IVA y un subsidio y protetando
por la mierda de las luces
con tus barrios sin comer.
Pero te quiero y te quiero tan lejos
porque tuve que emigrar
para escaparme así del hambre
y de un Cádiz hecho pa viejos.
Somos tantos los que nos marchamos
y morimos sin tenerte
porque no quieres quererte,
porque no quieres quererte.
Germán García Rendón
‘OBDC La última flor’ – 2017