Avante claro
por la bahía
paseó un barquillo de jornaleros
que no le tocaban sirenas
los grandes mercantes
pero se arrancaba siempre
por palmitas sordas
a las claritas del día
desde Cai a Matagorda.
En su cubierta no viajó
aquella célebre Tía Norica
ni navegaban alrededor
los barquitos de vela
como palomitas,
en sus barandas se asomaban
las buenas gentes
de los barrios obreros
que iban buscando la vía
reparando los cargueros
desafiando temporales
y mirando siempre al cielo.
No roneaba en aguas plateadas
ni era su rumbo mu pinturero
pero al compás de las olas
se cantiñeaban en su balanceo
alegrías de Aurelio el Tuerto,
coplas de ‘Los Sarracenos’.
En un cantil
de Gran Canaria se está yendo a pique
y entre todos hay que traer a Cai
pa siempre ya al vapor del dique.
Joaquín Quiñones y José Martínez
‘El circo’ – 1999