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Faenando en mi barquilla
en una de esas noches que la luna ronea
se acercaba hasta la quilla,
entre las olas, una botella.
Traía dentro, como un grito,
en papel descolorío
de uno de esos emigrantes
que pedía no le dejara en olvío.
Por cariá
haced algo por mi pueblo
pa no pagar las libertades
y sean tus aguas cementerio.
Que cuando nos jugamos así la vía
es porque es un infierno la otra orilla.
Déjame tu sol pa mis sudores
déjame tu luna pa mis sueños
déjame tu rey y tu bandera
déjame tu dios pa conocerlo.
En mis manos pensativo
tuve un rato la botella,
la arrojé con el mensaje
no supo contestarle mi conciencia.
Joaquín Quiñones y José Martínez
‘En propia mano’ – 2002