Al margen de todas las distancias, siderales, y de las desproporciones económicas, el fondo es similar. Viene a ser como si dos equipos grandes de Primera División, como si dos franquicias históricas de la NBA, decidieran citarse para jugar una serie de partidos y renunciar a la competición regular que les hizo célebres. Han quedado en jugar fuera. Discrepan de la organización el reparto de algunos ingresos, por ejemplo. Entrenan, ensayan, igualmente. Se preparan. Se toman los duelos en serio, con vocación de atraer y divertir. Para colmo, el primero de esos choques de exhibición, en presunta rebeldía, lo programan el mismo día que empieza la competición en la que descollaron. El estreno coincide con la primera jornada liguera.
Si ese supuesto ficticio y deportivo se diera (algún caso hubo en Sudamérica, con Di Stéfano de por medio, o en el inicio de los Globetrotters a mediados del siglo XX), cualquiera podría deducir que los dos equipos están retando a la competición, a la organización. Con su gesto, parecen preguntar quién puede más, si la competición de siempre o dos de sus más conocidos integrantes enfrentándose por libre. La estructura tradicional está en peligro. Se abre un nuevo camino. Aunque haya una brutal desproporción respecto al mundo del deporte profesional, el trasfondo es similar.
La comparsa de Juan Carlos Aragón y la de los hermanos Márquez Mateo, los Carapapa, decidieron y anunciaron que no pisarían el cantado escenario del Gran Teatro Falla en febrero de 2014.
Ambos grupos dijeron, hace meses y a través de redes sociales y páginas web, donde mantienen una comunicación directa e intensa -los medios de comunicación tradicionales también se enfrentan a otro reto-, que rompían provisionalmente con el Concurso. Que prepararían comparsa y repertorio para actuar allá donde quisieran contratarles. Luego avisaron de que muchos de esos espectáculos los harían conjuntamente.
Hasta ahí lo conocido. Ayer se añadieron dos detalles que incrementan la sensación de gran desafío al certamen de Cádiz. Aunque pudieran parecer anecdóticos esos dos datos tienen más significado. Son el dónde y el cuándo.
El estreno de este duelos de comparsas, en recintos cerrados y con entradas a la venta (18 euros y a través ticketmaster.com), se producirá el 31 de enero, el mismo día que arranca el pique formal del Gran Teatro Falla. Para marcar distancia, la actuación tendrá lugar en Alcalá de Guadaíra, en el teatro Riberas.
Esos son el lugar y el día para descubrir a ‘Los ladrones’ de Aragón y a ‘Los trovadores’ de los Carapapa. Sus anuncios las definen como comparsas aunque al no participar en concurso alguno, al estar libres de reglamentación sobre modalidad, duración de partes del repertorio, o tipos de composiciones podrían incluir desde tangos a solos, de actuaciones simultáneas, a parodias o rumbas… Lo que quieran. La libertad de interpretación puede aparecer como una de las ventajas de esta aventura. Para público e intérpretes.
El 31 de enero empieza el pulso. Durará mucho. Quizás sean necesarios meses, incluso años, para saber si dos o más agrupaciones punteras son capaces de generar expectación e ingresos por su cuenta, por libre. Sobre todo, para saber si se los arrebatan al Concurso del Gran Teatro Falla. Si el juego del teatro es vulnerable a la competencia de los que crecieron jugando dentro.
http://www.youtube.com/watch?v=aNKMkp3CKKM
La Voz de Cádiz